Notitarde 08/05/2014
De andar y ver
El país bananero
- Mariahé Pabón (Notitarde / )
Mariahé Pabón
"Venezuela es una enorme aula" dijo Chávez en alguno de sus discursos y en efecto, la revolución bolivariana ha lanzado cantidades de misiones, programas educativos, aldeas universitarias, "escuelas simoncitos", "computadoras canaimitas". Un gasto desordenado e ineficiente, una cantidad gigantesca de propaganda destinada a la Unesco, Unicef, Internacional de la Educación y cuanta agencia educativa existe en el mundo, para convencerlos de que en Venezuela se está formando el 'hombre nuevo', el revolucionario perfecto que ha de seguir luchando por el socialismo del siglo XXI. En la realidad, Venezuela es un país con escuelas arruinadas, donde los petrodólares no alcanzan para el "vaso de leche escolar" que se le daba a los niños desde hace décadas, donde no hay electricidad para conectar las computadoras. Un país con una delincuencia desatada, donde bandas de menores de edad (que supuestamente deberían estar en la escuela) matan a sus víctimas después de torturarlos salvajemente. Un país donde los docentes, tanto maestros como profesores universitarios, tienen los salarios más bajos de América, apenas por encima de Haití. Un país donde los jóvenes tratan desesperadamente de emigrar o están en las calles protestando ante la falta de futuro bajo el régimen chavista". Maruja Tarre, Profesora universitaria. Primer párrafo de su artículo, publicado en el diario El País, de España, el 06/05 de 2014, bajo el título Educación chavista, sueños y realidad.
Vivir para recordar
En aquellas kilométricas conversaciones del difunto sobre lo humano y lo divino, en las cuales las cadenas se convertían en la mayor tortura para la mayoría de los escuchas, incluyendo a los chavistas, amigos de las telenovelas, los partidos de fútbol o béisbol que pasaban por debajo de la mesa, porque el Presidente tenía siempre algo que contar y la fantasía ocupaba el gran espacio de las diarias peroratas. Famosos se hicieron sus proyectos inverosímiles y a la vez graciosos en los cuales la patria sería un hervidero de maravillas para que el pueblo nutriera su cuerpo y su alma. La ruta de la empanada, los gallineros verticales, los viajes en aviones, autobuses y barcos para conocer Venezuela, fueron siempre sus ofertas turísticas. Luego vendrían los mega-proyectos que incluían trenes veloces tipo Ave Española para darle la vuelta a la América toda, libre de fronteras y papeleos. No en vano de todos los rincones de esta suramérica chula y disparatada, vinieron a Caracas miles de comisiones que se alojaban en hoteles de lujo con todos los servicios pagos y el entendido de que la fiesta nocturna de maraca, tambor y mujeres lindas estaría al servicio de la sensibilidad del visitante.
Me tocó asistir de lejitos a estos saraos, cuando por alguna necesidad tenía que dejar mi automóvil en el estacionamiento del Hotel Alba, antes Hilton, convertido por razones obvias en una especie de pensión de la avenida Baralt. Tal fue el destrozo hecho a la antigua decoración que por imperialista, fue reemplazada por una criolla y su recepción convertida en una especie de sala de siesta para sus habituales clientes .
Intuyo que no ha perdido su especial arquitectura, ni los visitantes han disminuido en presencia, porque el proyecto de Maduro es el mismo de Chávez, pero con bombas lacrimógenas que lo hace más atractivo para los proveedores de material bélico y sus gentiles usuarios, agentes bolivarianos de la policía criolla que en dos meses han asesinado a medio centenar de venezolanos que tuvieron el coraje de enfrentarse a su fiereza.
UCV, LUZ, ULA, USB. Han sido siempre una referencia internacional. Son las universidades públicas, a las cuales han ingresado siempre aquellos alumnos, vengan de donde vengan y sean del color, olor y sabor al que pertenezcan, siempre y cuando hayan podido llegar a donde se tiene que llegar por méritos propios. Pues a esas universidades le han caído Maduro y su tropa de delincuentes para destruirlas, agregando las privadas , una de ellas la Universidad Católica Andrés Bello a la que ingresaron los encapuchados y los GNB, para destruir sus instalaciones y darles un aviso de alerta a los estudiantes a fin de que no continúen haciendo de la protesta una bandera, para defender lo poco que nos está quedando de libertad y lo mucho que el desgobierno está realizando en las escuelas públicas para lavar el cerebro de nuestros niños, enseñarles el Himno Nacional de Cuba y decirles que el único héroe de este país es el Señor de la Montaña, pequeño dios que les trajo del cielo una 'Caimanita' para que puedan leer allí los versos del Comandante y sus "Arañazos''ya publicados para los mayores en un libro de lomos rojos, especie de Memorias de su paso por este mundo.
El colmo
Maduro ordenó a la Fiscal General, Luisa Ortega, tomar acciones judiciales para que "se identifique a estos supuestos venezolanos que desde Estados Unidos llaman a agredir, a bloquear y a sancionar a Venezuela y se tomen todas las medidas del caso… Que vayan venezolanos al exterior a instigar una agresión a Venezuela, por lo menos, en la justicia tiene que ser procesados y algún día pagarán por eso". Maduro amenaza y todos reirán cuando Estados Unidos descubra, no a los venezolanos decentes aventados por la furia chavista, sino a los ladrones culpables de habernos quitado la comida, la paz, la vida y la venezolanidad.
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