Aqui estoy tranquila La danza de las horas llega La danza de la espera sigue. Yo soy la vida.

sábado, 31 de enero de 2015

¿Tienen nuestros guías, líderes, dirigentes, autoridades, conciencia de su rol modelador? En un país donde se habla constantemente de la "pérdida de valores" es imperante revisar, en todos los ámbitos, los estilos que están moldeando nuestra sociedad. Es ese el valor primordial: la responsabilidad de conciencia sobre el impacto de las palabras, las frases, los discursos, las actitudes, sobre quienes se tiene influencia.

Seguir el modelo o el modelo a seguir

¿Tienen nuestros guías, líderes, dirigentes, autoridades, conciencia de su rol modelador?

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ROSARIO ANZOLA |  EL UNIVERSAL
jueves 29 de enero de 2015  12:00 AM
Lo he vivido, no me lo han contado. Quiero compartir con los lectores una parte de mi pequeña crónica personal para exponer algo que me preocupa profundamente y que constituye también una luz de alerta en nuestra sociedad: la responsabilidad del modelaje que tienen padres, maestros, profesores, directores de instituciones, dirigentes religiosos, políticos y culturales, es decir, todo aquel que funge como líder de grupo.

Los patrones de una familia se establecen desde muy temprano y dependen de lo que los padres muestren a sus hijos. Por ejemplo: si los miembros de una familia suelen manifestar su afecto con abrazos, pues sus integrantes harán de los abrazos algo cotidiano y espontáneo. 

Si por el contrario, en una familia la comunicación se realiza a través de gritos y aspavientos, pues sus miembros responderán así en cualquier medio en donde les corresponda desenvolverse. 

Sucede igual en el ámbito de la educación formal, donde la pauta del trato que proporcionan los docentes -y por supuesto sus directivos- marca el ritmo de los alumnos. De esta manera no solo se aprende matemáticas, o lengua, o biología, sino que se aprende a percibir las cosas, a interpretarlas y a expresarlas de una determinada manera. Actitudes y comportamientos surgen condicionados por ese espejo que son los modeladores. Cuando me inicié como profesora, el director del liceo era sumamente conservador y su influencia era evidente en los jefes de departamento, quienes copiaban los ademanes y el lenguaje del director; mi mayor sorpresa fue comprobar que incluso los muchachos del centro de estudiantes también seguían este mismo patrón.

Desde muy joven he estado vinculada al medio cultural, donde he comprobado un esquema en la manera de vestirse, conducirse y expresarse, más allá de la imprescindible libertad que este medio requiere como oxígeno vital. En una ocasión, alguien muy cercano a mí me preguntó entre sorna y broma: "¿Por qué casi todos los poetas, los músicos, los teatreros y los intelectualoides andan siempre tan escachalandrados?". Yo le respondí: porque sencillamente se comparten modelos, maneras, pertenencias.

Pero vamos a las organizaciones. En mi desempeño profesional he ejercido cargos corporativos e institucionales en perfecta combinación con mi mundo de la literatura y la música. Esto me ha permitido percibir el amplio espectro emocional de la relación líder (autoridad) y subalternos: Jefe formal, equipo formal. Jefe bonchón, equipo bonchón. Jefe de corbata verde, equipo de corbata verde. Jefe de bluejean, equipo de bluejean.

En el medio político los patrones de imitación alcanzan posturas increíbles. Hay una manera de mover las manos, una gestualidad corporal, un tono en el discurso, un acento en los silencios y una actitud que define las formas (y el fondo) tanto que, en nuestro país, podemos hablar de un estilo adeco, de otro copeyano, de otro masista, de otro izquierdista, de otro chavista y así y así y así. En la confluencia de mi formación democrática he aprendido estos dialectos y con solo observar a una persona puedo entender los códigos de su idioma.

Aquí quería llegar... Desde los tiempos más remotos, los grupos humanos han experimentado la necesidad de guías y el impulso de sentirse pertenecientes a un colectivo. Ambas cosas proporcionan un sentido de seguridad. En unos casos los guías o líderes o autoridades, como quiera llamárseles, poseen (de nacimiento) un carisma seductor (eso que García Lorca denomina el duende), aptitud que los convierte en flautistas de Hamelin cualquiera que sea el río a atravesar. En otros casos y valiéndose de las herramientas de la psicología de masas, el guía o líder o autoridad, se construye siguiendo lineamientos perfectamente estudiados y -a veces- planificados para manipular audiencias.

Ahora bien, ¿tienen nuestros guías, líderes, dirigentes, autoridades, conciencia de su rol modelador? En un país donde se habla constantemente de la "pérdida de valores" es imperante revisar, en todos los ámbitos, los estilos que están moldeando nuestra sociedad. Es ese el valor primordial: la responsabilidad de conciencia sobre el impacto de las palabras, las frases, los discursos, las actitudes, sobre quienes se tiene influencia. 

En la dinámica social los valores del modelaje se comparten entre el modelador, el modelo y los modelados. Hay una corresponsabilidad en todos y cada uno de estos actores, así que nadie debería seguir a un líder o dirigente sin antes revisar sus criterios. El modelaje se retroalimenta con fuerzas horizontales y si sumamos las fuerzas de esta actitud constructiva dirigida al bien común, nuestros guías, líderes o dirigentes tendrán más claro cuál es su camino. Sus causas y consecuencias serán juzgadas por las generaciones futuras, por la historia, por el mundo.

raconvivarte@gmail.com

miércoles, 28 de enero de 2015

¿QUIÉN ES ANTONIO PÉREZ ESCLARÍN?

¿QUIÉN ES ANTONIO PÉREZ  ESCLARÍN?
Mira a todos los seres desde  su  caminar profético  de la vida, con quienes viene construyendo sus sueños, inquietudes, amistades, esa búsqueda  en la permanente reflexión del pensamiento humano que lo convierte en un genuino maestro.
Es para mí un reto muy grande y muy digno escribir sobre Antonio Pérez Esclarín. Se me ocurren muchas ideas pues me viene como  una especie de cascada de imágenes  para describir cómo es su ser. Para ello, voy a seleccionar algunos de sus libros, pues son muchos sus escritos, y muy numerosas las ideas que describen  a un gran hombre en su hacer como cultivador de la palabra, una palabra que es como el rocío de la mañana para quienes lo escuchan, y a quienes lo miran como una estrella mañanera que les llena con su brillo de esperanzas, ilusiones, sueños…
Su ser es una palabra viva, es amor, es esperanza, es plenitud espiritual, que son el camino que recorre y ofrece, junto a presentarnos a Dios como un amigo siempre fiel. Antonio invita a ser luz y sal. Luz para alumbrar los caminos y sal para sazonar los sueños en su justa medida.
Antonio nos invita a mirar al otro como un hermano, respetando sus ideales, su físico,  su raza, su religión o su pensamiento político, diferentes al mío. Nos invita a valorarlo en lo que es y como es, a permitir que el amor sea el motor de la vida, pues como   dice: “posee un corazón tan gozoso que puede regalar corazones”.
En su caminar, Antonio ha hecho del servicio su horizonte: “Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar. Al andar se hace camino…”, para renovarse, para prepararse, para el encuentro con su público. Esto le ha permitido obtener sus aprendizajes, escribir 56 libros y publicar un artículo de opinión cada semana en siete periódicos y en varias revistas digitales. Así fue naciendo el escritor de novelas, el educador, el esposo, el padre de Manaure y de Nairuma, el abuelo de Paula Lucía a quien ya dedicó un libro con estas palabras: “A Paula Lucía, mi nieta, que llegó como un arcoíris de primaveras en el otoño de mi vida”.
Al lado de Antonio Pérez Esclarín, uno se siente valioso, bueno, con ganas de vivir y de amar. Recuerdo que, en un encuentro, una persona del público  manifestó que sería muy feliz si cada mañana pudiera conversar con él al menos cinco minutos.
Antonio despierta, sacude, provoca las ganas de vivir, la pasión, el sentido que todos poseemos para dejar huellas en la vida y en la historia, como él las va dejando y muy profundas en su vida y en su historia.
En sus libros encontramos pensamientos muy ricos nacidos de su propia experiencia, como este que es la dedicatoria de su libro “Jesús Maestro y Pedagogo”:
“A todos los maestros y maestras que se esfuerzan cada día por seguir los pasos de Jesús y trabajan con entusiasmo por gestar una educación y una pedagogía al servicio del desarrollo integral de sus alumnos”.
El propio Antonio se esfuerza cada día por moldear su figura de educador en el ejemplo de Jesús Maestro y por ello resulta un ejemplo digno, humano, honesto, con una sabiduría muy sencilla, que busca cada día aprender para realizar cada vez mejor su tarea de educar.
Antonio nos invita a ser “parteros del alma, y nos dice que vivir es hacerse, construirse, inventarse, desarrollar todos los talentos y posibilidades, llegar a ser auténticamente libre. Nos dieron la vida, pero no nos la dieron hecha. En nuestras manos está la posibilidad de gastarla en la banalidad y la mediocridad, o de llenarla de plenitud y de sentido. Podemos aumentar la violencia o ser constructores de paz;  vivir negando y destruyendo la vida, o vivir defendiendo la vida, dando vida “(Educar para humanizar, pág. 48).
Aquí Antonio nos plantea que debemos tomar las riendas de la vida para llegar a ser lo que debemos ser: En nuestro  caso, educadores responsables y generosos. Por ello, debemos preguntarnos cuál es nuestro proyecto como educadores,  qué valores tenemos y enseñamos, pues no podremos ayudar a ser plenos y  felices a los demás si nosotros no lo somos. Educar  es ofrecer los ojos a los alumnos para que puedan  mirarse en ellos y verse bellos y así puedan mirar  la realidad sin miedo y a los otros con cariño.
Antonio nos invita a ser originales y creativos, lo que nos permitirá comprendernos y darnos a comprender a los demás, y así comprender el mundo dentro de la convivencia en el contexto real de cada uno. Saber resolver los problemas y proponer ideas es alcanzar la plenitud intelectual, desarrollar la inteligencia creadora. Para ello, es necesario asumir la vida como un proceso de auto-socio-construcción, de desarrollar los talentos; es razonar, ser crítico y autocrítico, frente a los hechos y la vida. Es desarrollar la creatividad, los talentos estéticos y éticos, la capacidad de leer por dentro. Es convertir los conocimientos en propuestas, ideas, productos, soluciones de las situaciones que vivimos. Es llenarse y llenar a los demás de alegría: “Si uno está alegre, los que están alrededor se sentirán en una fiesta”,  nos dice Antonio.
Antonio nos invita a comprender que somos fuertes si tenemos esperanzas y la convicción de que nuestra vocación se nutre de dios. De ese dios hecho hombre, que vino a proponernos acompañarle en su proyecto de hacer de este mundo un mundo de fraternidad y amor. Nuestro dios es un dios de vivos y no de muertos, que nos quiere y nos da la vida para que seamos creadores de sueños, para que eduquemos en valores, y así lleguemos a ser sabios, para que seamos capaces de sacudir la rutina y la repetición de un aprendizaje aburrido, y sin importancia.
Se trata, en definitiva, de “aprender a desaprender para ser capaces así de aprender a aprender, aprender a comprender y aprender a emprender…”, es decir, aprender a producir y crear. No se trata tanto de saber muchas cosas, sino de saber utilizar lo que se sabe y ponerlo al servicio de la vida.  Esto supone también cultivar la memoria, ya que no hay inteligencia sin memoria. Aprendemos de lo que ya sabemos. Pero no se trata de repetir si no de construir nuevos conocimientos desde lo que ya sabemos.
Para ello, debemos aprender a escuchar con los ojos, hablar con los ojos, aprender y enseñar con  todos los sentidos, desarrollar una mirada contemplativa capaz de admirar las bellezas de la naturaleza; una mirada  fraternal, cariñosa, que salga del corazón y alimente una palabra que anime, que transforme la no vida, que haga florecer sonrisas, ilusiones, que ayude a desarrollar el pensamiento, el amor, la convivencia en todo momento. Palabra que haga crecer la libertad, palabra que construya un saber con sabor, que promueva verdaderos aprendizajes significativos.
Antonio promueve la escucha activa capaz de escuchar a la  naturaleza, escuchar el silencio, las risas, los miedos, la timidez, la angustia y los problemas. Para ello, necesitamos afinar el oído para recrear la imaginación, la creatividad, para ser capaces de valorar y gustar la música y los sentimientos puros.
Antonio nos invita también a afinar el olfato para ser capaces de sabore4ar la vida y disfrutar del olor de las flores, de las frutas, los alimentos uq e son los que nos fortalecen y posibilitan la vida: Oler la tierra perfumada por la lluvia y azotada por el viento. Saber oler los momentos buenos para saborearlos y los tristes para comprenderlos y aprender de ellos.
Desarrollar también el tacto para acariciar y hacer de nuestras manos un instrumento de Dios que defiende la vida, que acaricia los cuerpos, que da movimiento y armoniza los corazones llenándolos de dicha, alegría y comprensión.
En conclusión  Antonio promueve un enseñar y aprender desde los corazones para ir en busca de un mundo nuevo, que supere las barreras de todo lo que destruye, de lo que aniquila la vida, y desarrolle lo que va poco a poco dándole sentido a la verdadera razón de la creación.
Para Antonio Pérez Esclarín, la pedagogía del amor y la ternura es posible cuando entendemos que “amar es querer el bien para el otro” . Si somos hechos a imagen de Dios y Dios es amor, somos seres para amar. En consecuencia, debemos desarrollar las capacidades de amar, limpiar nuestros corazones, dejar que sus latidos sean verdaderamente libres.
Esto será posible si “aprendemos a enfrentar los problemas y las crisis para encontrar la paz, la sinceridad, el sentido de nuestra vida. Ello posibilita crecer con el otro y verlo como hermano a pesar de sus diferencias”. Esto equivale a superar y rechazar la cultura de la muerte y del consumo irracional, pues “educar es formar persona, cincelar corazones, ser espejos para que los alumnos se miren en ellos y se vean valorados y queridos, es continuar la obra creadora de Dios, defender la vida, la naturaleza, recuperar una mirada de asombro y que posibilite y promueva el conocimiento auténtico”.
Antonio nos invita a sonar, insiste en que la educación asuma el desarrollo de la imaginación y la creatividad, que seamos sembradores de sueños y esperanzas, pues si tenemos un porqué en la vida, encontraremos un cómo. Nos dice que la esperanza es la fe que le gusta a Dios que siempre acompaña nuestros pasos. Por ello, insiste en que no perdamos nunca la esperanza y llega a decir que un educador sin esperanza, sin  ilusión, es un cadáver que no podrá educar.
Si hoy vivimos en un mundo intoxicado de información, debemos educar para interpretar esa información y convertirla en conocimientos. Educar emocionalmente la libertad, descubrir cuáles son las cadenas que nos impiden crecer. Para ello, debemos estar en disposición de aprender siempre, saber leer el evangelio con ojos nuevos para descubrir su radicalidad y movernos a entregar la vida en la cotidianidad, llegar a ser luz y sal, cultivar  una educación de calidad que promueva la cultura de la paz y la no-violencia en la Venezuela de hoy, y nos permita ser críticos y tener el valor de decirnos las cosas sin ofendernos, y de este modo seguir abriendo caminos nuevos .
Por: Maribel Rodríguez  de Pérez 

MI VIDA EN FE Y ALEGRÍA Por: Antonio Pérez Esclarín


MI VIDA EN FE Y ALEGRÍA
 Por: Antonio Pérez Esclarín
Llevo 41 años trabajando en  educación, siempre en obras jesuíticas, tratando de vivir y alimentar la espiritualidad ignaciana. Los tres primeros años los viví en Jesús Obrero de Catia,  donde un grupo de “soñadores” nos adelantamos varios años a las reformas educativas y empezamos a trabajar con proyectos de aprendizaje que acercaran más la educación a las realidades e inquietudes de los jóvenes, y junto a sus cabezas, formáramos su corazón y sus manos. Corazón grande, sensible, generoso, con las puertas abiertas donde todo el mundo pueda  entrar y encontrar cobijo, calor. Manos, generosas, trabajadoras, tendidas siempre  al que las necesite.
De allí, en 1974, me vine a Maracaibo,  donde he permanecido   hasta ahora. Me casé, tuve dos hijos y recientemente Dios me regaló una nieta, que como escribo  en la dedicatoria de uno de mis últimos  libros, ha supuesto “un arcoíris de primaveras en el otoño de mi vida”. En Maracaibo me inicié en el Colegio Gonzaga y enseguida pasé a Fe y Alegría, donde llevo 38 años siempre en formación de educadores populares. En Fe y Alegría he ido  cultivando y forjando mi vocación de educador, que ha llenado mi vida de sentido y de grandes satisfacciones. Suelo decir que Fe y Alegría ha sido un medio extraordinario que ha alimentado permanentemente  la vocación de servicio, y ha cultivado  la espiritualidad ignaciana que nos invita a “en todo amar y servir a todos”, a “hacernos hombres y mujeres para los demás con los demás”.  Fe y Alegría se enraíza en lo profundo de la espiritualidad ignaciana, en ese  magis, que es confianza y osadía,  que impulsa a preferir los “lugares de frontera”  para así servir cada vez con mayor eficacia  a los más desposeídos y abandonados, los amigos preferidos de Jesús.
Primero en la Normal Nueva América y luego en la Oficina Regional de Fe y Alegría del Zulia y el Centro de Formación P. Joaquín, al lado siempre de extraordinarios compañeros que alimentaron mi vocación de educador,  fui entendiendo,  poco a poco, que educar  es algo más sublime e importante que enseñar matemáticas,  inglés, computación, biología o química. Educar es formar personas, cincelar corazones, ofrecer los ojos para que los alumnos puedan mirarse en ellos y verse valorados  y queridos y así puedan mirar la realidad sin miedo y a las otras personas con respeto y con  cariño. Los educadores somos sembradores de sueños y esperanzas, médicos de corazones heridos y almas rotas,  arquitectos de personas. Educar es continuar la obra creadora de Dios, alumbrar al  hombre y la mujer posible que está latente en las potencialidades de cada persona. Educar es ayudar a cada alumno a conocer no sólo lo que es, sino también  lo que puede llegar a ser, pues los seres humanos somos siempre proyectos inacabados, siempre perfectibles, y la educación nos debe ayudar a desarrollar la semilla de lo que somos de modo que florezcamos en plenitud y lleguemos a ser dignos y felices.
Mis inquietudes y esfuerzos en Fe y Alegría se han dirigido fundamentalmente a gestar una propuesta teórico-práctica de Educación Popular, y una  concepción y metodología de la formación docente que construya verdaderos educadores populares.
La Educación Popular
Fe y Alegría se define como Movimiento de Educación Popular y Promoción Social.  Al definirse como Movimiento, quedan desbordados los límites de la institución. No se puede reducir Fe y Alegría meramente a una red de escuelas, emisoras y  programas educativos. Fe y Alegría es la puesta en marcha de un conjunto de ideales que se siembran en personas y en distintas instancias sociales. Ser movimiento implica la permanente desestabilización creativa, la relectura continua de la realidad en una actitud de comprobada búsqueda, con grandes dosis de audacia, de inconformidad, de autocrítica constante, de modo que  las prácticas educativas y el hacer pedagógico  vayan respondiendo a las exigencias y los retos que plantea la realidad siempre cambiante y el creciente empobrecimiento de las mayorías.
En cuanto a lo popular, no lo entendemos, como muchos todavía lo hacen,   meramente por sus destinatarios (los pobres, los indígenas, los campesinos, los excluidos, los habitantes de los barrios y zonas marginales…), sino por su intencionalidad  transformadora, pues asumimos la Educación Popular como una propuesta política, ética y pedagógica para que  los pobres y excluidos se conviertan en sujetos de poder y actores de su vida y de un proyecto humanizador de sociedad.  Pero en estos tiempos en que tanto se vocea la transformación, nosotros seguimos insistiendo en no separar la dimensión política de las dimensiones ética y pedagógica, es decir, que todo el proceso educativo debe estar inmerso en los valores que proclamamos y queremos recoger. La pedagogía nos enseña que recogeremos los frutos según  las semillas que sembremos. La cosecha debe estar ya implícita en la siembra. No cosecharemos creatividad con copias, caletres y memorizaciones; ni autonomía o criticidad  con imposiciones y órdenes.  No será posible una educación constructora de genuinos ciudadanos si en  el sistema educativo siguen enquistadas las prácticas autoritarias y la obediencia y la sumisión  sustituyen a la reflexión, el debate y la autonomía. No acabaremos la corrupción con corazones aferrados al tener, ni construiremos genuina democracias con corazones ávidos de poder. Si hace un tiempo el Maestro Prieto Figueroa se quejaba de que los maestros eran en su mayoría unos  eunucos políticos, no es menos cierto que gran parte de  los  políticos son eunucos pedagógicos, es decir, que niegan e imposibilitan  con sus actos lo que proclaman en sus discursos: “El ruido de lo que eres y haces me impide escuchar lo que me dices”. De ahí que yo vengo insistiendo en que no sólo hay que aprender a escuchar lo que el otro dice, sino escuchar sobre todo las vidas de la gente. Con los años, yo  he ido comprendiendo que en educación, como en todo lo demás, más que revolucionarios profesionales, necesitamos revolucionarios en la profesión, es decir, personas comprometidas en un cambio profundo del sistema educativo, gestores de nuevas pedagogías y nuevas relaciones, que se empeñan en vivir  los valores que proclaman y proponen.
Formar para transformar
Por considerar que el educador es la pieza clave para la calidad educativa, he dedicado y sigo dedicando mis mejores esfuerzos a la formación de educadores. Un buen maestro o profesor es la principal lotería que le puede tocar en la vida a un niño, una niña o un joven. Así como un mal educador puede ser una verdadera desgracia para grupos numerosos de alumnos. El educador puede  suponer la diferencia entre un pupitre vacío o un pupitre lleno, entre un malandro o un joven trabajador y responsable, entre una vida vacía y hueca o una vida con sentido.
Entiendo que, en estos tiempos de cambio permanente, ser educador es vivir  en formación.  El docente que ha dejado de aprender, se convierte en un obstáculo para el aprendizaje de sus alumnos. Hay docentes que, con su práctica educativa, no sólo no provocan las ganas de aprender, sino que las matan. Nadie puede enseñar a aprender, si no aprende de su enseñar, si ha perdido el interés por seguir aprendiendo siempre. De ahí que todos mis esfuerzos se han dirigido a privilegiar  la formación permanente de los  educadores, que transforme profundamente la manera de ser, de pensar y de actuar del docente, pues está claro que si bien “uno explica lo que sabe o cree saber, uno enseña lo que es”. Cada profesor, además de su materia, enseña un montón de otras lecciones: honestidad o deshonestidad; responsabilidad o irresponsabilidad; desprecio o afecto; igualdad o diferencias; entusiasmo o desmotivación; alegría o fastidio… No podemos olvidar que los alumnos no sólo aprenden de sus profesores, sino que aprenden a sus profesores.
Frente a la degradación del hecho formativo que se suele reducir a la adquisición de algunos conocimientos y al desarrollo de algunas competencias, la auténtica formación es un proceso de liberación individual, grupal y social. Formarse es fundamentalmente construirse, inventarse, planificarse, soñarse, llegar a desarrollar todas las potencialidades de la persona. Estoy hablando entonces de un proceso de construcción permanente de la personalidad y de un pensamiento cada vez más autónomo, capaz de aprender continuamente, para así poder enseñar en el sentido integral de la palabra.
Por ello, quiero  alertar   que no es lo mismo estar en formación, que estar estudiando. La mayoría de los estudios informan, lo cual no es malo, pero no es suficiente, porque descuidan la formación de la persona. De algunas universidades y centros de formación  salen profesionales, pero no personas. Dan títulos pero no egresan verdaderos hombres o mujeres. También hay supuestos  educadores, muy abundantes hoy en Venezuela,   que más que formar, tratan de “formatear” las mentes de los alumnos, para que sólo sean compatibles con lo que ellos les inculcan y rechacen todo otro  tipo de pensamiento. Es la consecuencia de utilizar la educación para ideologizar, para hacer personas obedientes y sumisas. Hay también estudios que, más que formar, deforman a los estudiantes.  Todos conocemos  educadores a los que las licenciaturas, maestrías o títulos de postgrado los echaron a perder. Personas que utilizan sus nuevos títulos como una especie de pedestal al que se suben y desde la altura de sus nuevos diplomas empiezan a alejarse de los alumnos, de los compañeros, de los padres y representantes, de las personas más sencillas y necesitadas.  Yo por eso hablo de la necesidad de títulos que, en vez de subir, nos ayuden a bajar, a descender al nivel de los alumnos más necesitados y de las personas más sencillas para poderles brindar la ayuda que necesitan. Como dice García Márquez, “Nadie tiene  derecho de mirar a otra persona de arriba abajo, si no es para ayudarla a levantarse”. O como  me gusta repetir, a mí sólo me interesan conocimientos que lleven a co-nacimientos, es decir, a nacer a una nueva vida con el otro y para el otro.
De ahí que una genuina propuesta formativa debe asumir una metodología que supere la concepción bancaria de formación y privilegie la reflexión sobre el ser, sobre el hacer y sobre el acontecer; sobre la persona del docente, sobre su acción pedagógica cotidiana y su impacto transformador, sobre la realidad,  inquietudes e intereses de los  educandos, de modo que el centro educativo se vaya asumiendo como un espacio para la reflexión, para aprender a reflexionar y para aprender a enseñar.  La práctica y la reflexión sobre ella son los elementos primordiales para construir el proceso de la propia formación-transformación.  La práctica educativa tiene que entenderse como un proceso de investigación más que como un procedimiento de aplicación. La escuela, el liceo y la universidad, más que ofrecer información, deben provocar su reconstrucción crítica, su propia y permanente transformación. El reto es lograr docentes que investigan y reflexionan en la acción y sobre la acción, para transformarla y transformarse. En definitiva, la propuesta formativa debe orientarse a hacer del docente un educador, un promotor del hambre de aprender de sus alumnos y un agente democratizador. Formarlo como persona, como profesional de la enseñanza y como ciudadano y promotor de ciudadanía. Esto se dice fácil y hasta resulta evidente. El problema empieza cuando uno entiende que sólo es posible enseñar a ser persona, si uno se esfuerza por serlo plenamente, por crecer hacia adentro, si acepta que para ser educador hay que reconocerse como educando de por vida. Por otra parte, sólo enseñará realmente a aprender el que aprende al enseñar; del mismo modo que enseñar a convivir exige que uno conviva al enseñar, es decir, que convierta la clase en un lugar de diálogo y democracia profunda.
En defensa de la Educación Pública
Cuando en el año 2005, celebramos los 50 años de Fe y Alegría, abordamos en el Congreso Internacional de Caracas, la temática de la Educación como Bien Público. Allí nos comprometimos a salir a la plaza pública  desde los estrechos límites de nuestros centros y programas para trabajar en pro de una educación de calidad para todos. Este hecho y el caer en la cuenta de que la mayoría de los más pobres van a la escuela pública donde suelen recibir una pobre educación,  me motivó a dedicarme casi exclusivamente, desde Fe y Alegría, a la formación de los docentes del país, lo que me ha convertido en una especie de “agitador pedagógico” por todos los rincones de Venezuela, con un llamado ardiente a los educadores de todos los niveles a que asumamos con mayor seriedad y responsabilidad  nuestra misión para que seamos capaces de gestar la  educación que el país necesita.
En los últimos años, y tras reconocer que es poco lo que pueden hacer los educadores si no cuentan con el apoyo de las familias, he  empezado a trabajar  también con los padres y representantes. La familia es la principal escuela, de valores o de antivalores. En definitiva, la mayor parte de las cosas que uno valora, desprecia, quiere, teme…, son las cosas que uno ha aprendido a valorar, despreciar, querer, temer… en la casa. En los tiempos de crisis y desorientación ética que vivimos, es urgente e imprescindible  que padres y maestros se vayan articulando y reencontrando cada vez más para que trabajen en la misma dirección. Esto va a implicar, entre otras muchas cosas, que los padres deben conocer y estar de acuerdo con los valores que procura el colegio y, mucho más importante, comprometerse a construir y vivir en sus hogares esos mismos valores. De no hacerlo, los jóvenes crecerán desorientados y con una grave confusión ética.
Mis libros tienen esa misma misión. Cuando descubrí que la escritura me posibilitaba tocar las puertas de muchos corazones anónimos, ayudarles a cuestionarse y reflexionar sobre sus vidas y sus profesiones,  sembrar en ellos sueños y esperanzas, me dediqué a escribir con voracidad, buscando siempre un estilo sencillo, directo y emotivo que llegue a los educadores. De hecho, después de algunos pinitos literarios en los orígenes de mi vida profesional, que me llevaron a publicar cuatro novelas, todo el resto de mi amplia producción (más de cincuenta libros) es de tema educativo, mi verdadera vocación, ocupación y pasión. El descubrimiento del potencial formativo de la escritura me ha llevado también, desde hace ya más de dos años,  a publicar un artículo de opinión todas las semanas en siete periódicos del país.
Querría dedicar mis últimos días a profundizar en la espiritualidad del educador. Me impresionó mucho que cuando estuvo por Venezuela el P. Kolvenbach, entonces General de la compañía, nos dijo que el principal aporte que Fe y alegría podía hacer a la educación popular era incluir la espiritualidad. Desde ese momento empecé a darle vueltas al asunto y a incorporar esta dimensión. Mi libro “Jesús Maestro y Pedagogo” quiere ser un aporte, como también espero que sea mi nuevo libro, que está a punto de salir con el  título “Cultivar valores con el padrenuestro”. La experiencia me muestra que la espiritualidad es un cimiento firme de muchos educadores verdaderamente comprometidos.  La mayoría, sin embargo,  no acierta en entender y asumir la fe como un modo de vida que llena de sentido  todo lo que hacen.  Entienden la espiritualidad como algo propio de personas piadosas, que tiene que ver con  rezos y prácticas religiosas y por ello no entienden que la espiritualidad debe impregnar todo lo que hacen: trabajo, diversión, política, sexualidad, vida familiar…
Es urgente que avancemos en una evangelización que ayude a superar esa fe sociológica, heredada, hueca, para pasar a una fe como opción personal que se traduzca en un sí radical a Jesús que nos invita a acompañarlos en la construcción del reino. Creo que debemos repensar muy en serio nuestras propuestas de trabajo pastoral  para que, sobre todo los jóvenes, pasen de esa religión que les produce alergia, a una religión que les produzca alegría.  Pienso que aquí, todos,  pero muy en especial los laicos, tenemos mucho que hacer pues los católicos no nos asumimos como testigos ni como apóstoles. Cuando en mis charlas hablo apasionadamente de Jesús, la gente suele creer que soy  cristiano evangélico. También he constatado que sólo los evangélicos se atreven a dar en público testimonio sobre su fe y sobre Jesús.

Necesitamos maestros/Antonio Pérez Esclarín

Antonio Pérez Esclarín / Filósofo Nace un 23 de septiembre de 1944, en Berdún,  un pueblito cerca del Pirineo Español, frontera con Francia. Sus padres Prudencia Esclarín y Antonio Pérez, hogar ejemplar donde nacen Josefina,  Ángel  y Antonio.
domingo 18 de enero de 2015 10:58 AM
Antonio Pérez Esclarín / Filósofo / pesclarin@gmail.com / @pesclarin
La celebración del Día del Maestro me brinda una excelente oportunidad para insistir, una vez más, en que el problema educativo es tan serio y tan grave, que no podemos darnos el lujo de prescindir de nadie. Todos somos necesarios para resolverlo.
Pero deben ser los educadores los protagonistas de los cambios educativos necesarios. Hoy todo el mundo está de acuerdo en que, si queremos una educación de calidad, necesitamos educadores de calidad, capaces de liderar las transformaciones pedagógicas necesarias y de ser ejemplo de los valores que necesitamos para superar la gravísima crisis moral que nos carcome.
Necesitamos, en definitiva, maestros. Tenemos muchos licenciados, profesores y hasta magísters y doctores, pero escasean cada vez más los maestros: hombres y mujeres que encarnan estilos de vida, ideales, modos de realización humana. Personas orgullosas y felices de ser maestros que buscan la formación continua ya no para acaparar títulos, credenciales y diplomas, sino para servir cada vez mejor a los alumnos.
Maestros que ayudan a buscar conocimientos sin imponerlos, que guían las mentes sin moldearlas, que facilitan una relación progresiva con la verdad y viven su tarea como una aventura humanizadora en colaboración con otros.
Maestros comprometidos con revitalizar la sociedad, empeñados en superar mediante la educación la actual crisis de civilización y la crisis de país que estamos sufriendo, capaces de reflexionar y de aprender permanentemente de su hacer pedagógico, y que se responsabilizan por los resultados de su trabajo.
El educador tiene una irrenunciable misión de partero de la personalidad y del espíritu. Es alguien que entiende y asume la transcendencia de su misión, consciente de que no se agota con impartir conocimientos o propiciar el desarrollo de competencias, sino que se dirige a formar personas, a enseñar a vivir con autenticidad, con sentido y con proyecto, con valores definidos, con realidades, incógnitas y esperanzas.
Si ninguna otra profesión tiene, a la larga, consecuencias tan importantes para el futuro de la humanidad como la profesión de maestro, la sociedad debería abocarse a considerar esta profesión de un modo tan especial que atrajera a los mejores estudiantes. Resulta muy incoherente alabar en teoría la labor de los maestros y maltratarlos en la práctica.
La sociedad exige mucho a los maestros y les da muy poco. Todo el mundo desearía el mejor maestro para sus hijos, pero muy pocos quieren que sus hijos sean maestros, lo que evidencia la contradicción que reconoce por un lado la importancia transcendental de los maestros, pero por el otro, los trata como a profesionales de segunda o tercera categoría.
Si queremos que la educación contribuya a acabar con la pobreza, primero debemos acabar con la pobreza de la educación y con la pobreza de los educadores. Junto a una justa remuneración, deben emprenderse profundos cambios en los procesos de selección y formación tanto inicial como permanente de los educadores.

Precariedad de la carrera docente impulsa la migración de maestros

Maestros deberán pasar por filtro político para dar clases y ascender

El 19 de enero el Ministerio de Educación hizo pública una propuesta para reglamentar el ingreso y ascenso en la docencia | Archivo
El 19 de enero el Ministerio de Educación hizo pública una propuesta para reglamentar el ingreso y ascenso en la docencia | Archivo
El Ministerio de Educación publicó en su página web una propuesta de reglamento que sustituye los concursos de oposición por un curso obligatorio

La Consulta Nacional por la Calidad  Educativa –efectuada en 2014 para conocer el estado actual de la educación– reveló, según el gobierno, la necesidad de que se defina la manera cómo son seleccionados los docentes. El 19 de enero el Ministerio de Educación hizo pública una propuesta para reglamentar el ingreso y ascenso en la docencia, según la cual la escogencia de maestros quedaría supeditada a una serie de cursos de obligatorio cumplimiento, y no a pruebas para evaluar competencias.
Federaciones, movimientos educativos, universidades y especialistas lo consideran un intento de suprimir el sistema de méritos docentes. La propuesta gubernamental señala que los docentes deberán aprobar un curso de iniciación de entre 8 y 14 semanas y luego un programa de formación de un año para ascender de categoría. Estos programas tendrán el mismo peso que las especializaciones, maestrías y doctorados.
La última prueba
Tras haber cumplido 12 años como docente, Ángela Gil se postuló para ser subdirectora de la escuela Manuel Antonio Carreño, en El Paraíso, donde era maestra de primaria. La Alcaldía Metropolitana había llamado a concursos de oposición y el cargo estaba vacante. Tuvo solo mes y medio para prepararse para la prueba de evaluación y demostrar si contaba con los méritos para el puesto. La única guía que le entregaron fue una lista de temas que debía estudiarse sobre el quehacer educativo y su marco legal.
“Mis compañeros y yo nos reuníamos casi todos los días para estudiar. Teníamos que sacar un mínimo de 15 puntos para ascender en la carrera. El que sacaba 15 le tocaba una escuela de difícil acceso”, recuerda Gil. 
El día de las pruebas, una escrita y una oral, debía demostrar y exponer que manejaba lo suficientemente bien el tema para optar por una posición de gerencia. Gil ganó el puesto con 20 puntos. Fue el último grupo de docentes que pasó por concursos de oposición, entre 1999 y 2000. A partir de ahí, el ingreso de maestros en las aulas y su ascenso en la carrera está regido por la discrecionalidad política, más que por méritos académicos, denuncia la Federación Venezolana de Maestros.
Desde 2002, el magisterio ha solicitado retomar los concursos de ingreso, promoción y ascenso a la profesión docente debido a la elevada cifra de profesionales que no posee titularidad de cargo: de todos los docentes adscritos al ME 24,69% aún tiene condición de interino. 73,44% de los que están en cargos de dirección, coordinación y planificación tampoco gozan de estabilidad laboral.
Una maestra en Antímano, que pidió no ser identificada, dijo que a los egresados de Misión Sucre les dan un cargo en una escuela, mientras que a los graduados de pedagógicos o de facultades de Educación los anotan en listas de espera: “En el ministerio te reciben los papeles y no te dicen que no, pero para que te llamen cuesta mucho”.
Evaluados por la comunidad
El director de la escuela de Educación de la UCAB, José Juárez, y la especialista Nacarid Rodríguez creen que el método de selección mediante cursos pone en duda la formación universitaria. Buscaría además “legalizar la irregularidad que se está cometiendo”, dice la coordinadora del Movimiento de Educadores Simón Rodríguez, Raquel Figueroa, debido a que deben ingresar a un programa de formación –llamada micromisión Simón Rodríguez–, el cual posee contenidos político-ideológicos a favor del gobierno. 
Para el Colegio de Profesores, hay una intención coercitiva. “Por la obligatoriedad que se le imprime al curso de iniciación profesional se le podría definir como el filtro político-proselitista que permitirá la elaboración de un mapa o perfil relacionado con las valoraciones, apreciaciones, conceptualizaciones y tendencias políticas del profesional de la docencia”.
La propuesta oficial también plantea que los informes de los maestros sean evaluados por consejos educativos. Según Juárez, eso pone más trabas: “A aquel que aún tenga algo de vocación se le acabará de solo pensar que tiene que pasar por el filtro de las comunidades”.
Orlando Alzuru, presidente de la FVM,  afirma que la junta evaluadora debe estar compuesta solo por expertos y personas vinculadas al sistema educativo.

Normativa tiene seis años de atraso
Desde el 19 de enero y durante una semana, el ME expuso en su web la propuesta de reglamento de ingreso y ascenso a la carrera docente para recibir observaciones de los sectores. El ministro Héctor Rodríguez dijo que se instalarán mesas técnicas para la discusión. La aprobación de la normativa por la AN tiene 6 años de atraso. La Ley Orgánica de Educación, aprobada en 2009, ordenaba la creación de un reglamento provisorio de ingreso y ascenso a la docencia en los 3 meses siguientes a la publicación en Gaceta Oficial. En 2012, el magisterio entregó una propuesta a la entonces ministra Maryann Hanson, pero nunca fue tomada en cuenta. Para los gremios, la nueva propuesta elimina las jerarquías según las funciones de docencia de aula, coordinación, dirección, supervisión, planificación, investigación, administración, extensión y evaluación. Los puestos de gerencia no podrán ser sometidos a concursos de oposición, lo que supondría que la escogencia de directores y subdirectores quedaría a criterio del Estado.

Precariedad de la carrera docente impulsa la migración de maestros

Suspensión de cursos de ascenso incrementa el abandono de la docencia | Foto: Omar Veliz
Suspensión de cursos de ascenso incrementa el abandono de la docencia | Foto: Omar Veliz
Programas internacionales en Ecuador, Estados Unidos o Colombia reclutan cada vez más a educadores especialistas con beneficios laborales atractivos

Cada vez es más frecuente la llegada de solicitudes de cartas de recomendación y reconocimientos de estudios a la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello. Son de estudiantes o recién egresados, interesados en ejercer su profesión en el extranjero.
El director de la escuela, José Juárez, dice que al menos nueve educadores graduados de las menciones de Física y Matemática ya están residenciados en España, trabajando en su área de conocimiento, pues por ser egresados de la UCAB obtienen la homologación inmediata de su título para el país europeo.
Aunque tímidamente, la migración de maestros venezolanos ha ido en ascenso. El fenómeno se observa especialmente en quienes dictan las asignaturas de bachillerato, en la que hacen falta al menos 264.118 docentes especialistas con 12 horas de dedicación semanales, de acuerdo con un análisis elaborado por el profesor de la UPEL Robert Rodríguez, a partir de la Memoria y Cuenta 2013 del Ministerio de Educación.
El departamento de Idiomas del Instituto Pedagógico de Caracas —de donde salieron en promedio 217 profesores de Inglés y 5 de Francés al año entre 2009 y 2012— ha sido uno de los más golpeados por el éxodo de educadores. Aunque no se contabiliza la cantidad de jóvenes que ha abandonado el país recientemente, el jefe del departamento, David Durán, aseguró que una importante proporción de sus egresados ha migrado a países latinoamericanos, como Colombia, Ecuador y Chile.
“En la mayoría de los casos se van con planes de enseñar, pero no hay ninguna garantía por las regulaciones legales. A pesar de la crisis presupuestaria, en el Pedagógico nos hemos dedicado a la tarea de que el graduado tenga calidad profesional. Todo ese esfuerzo se pierde, ya sea porque probablemente no lo ejercerán en Venezuela o tal vez tampoco en ningún otro lado”, afirmó Durán.
La precariedad de los salarios de los maestros impulsa el abandono de las aulas en favor de la economía informal o de aventurarse en el exterior. Un docente I gana 5.556 bolívares mensuales, mientras que un docente VI (con estudios de cuarto nivel y más de 25 años de experiencia) devenga 8.235 bolívares, según datos de la Federación Venezolana de Maestros. A ello se suma el deterioro del Instituto de Previsión y Asistencia Social del Personal del Ministerio de Educación y las fallas de atención del seguro HCM del ME, que además solo cubre 50.000 bolívares, precisó el presidente de la FVM, Orlando Alzuru.
“Reciben ofertas de empresas privadas o de los Estados porque muchos maestros tienen alta preparación, con doctorado, o son investigadores y tienen libros publicado”, señaló. Un estudio de la FVM detalló que Colombia ofrece a sus maestros alrededor de 500 dólares mensuales; Perú, 445; Chile, 680; México, 1.328 y Argentina 1.375 dólares.
Uno de los países que atrae más a los docentes venezolanos es Ecuador. A través del programa Quiero ser maestro, el gobierno ecuatoriano busca profesionales para integrar el sistema educativo. El aspirante tiene la oportunidad de crecer profesionalmente en el escalafón según su formación académica, sus estudios de actualización y su experiencia. La remuneración varía de acuerdo con el cargo: de 817 a 1.676 dólares si es docente; 2.230 dólares si es auditor, asesor o mentor educativo; y de 1.850 a 2.450 dólares si es director de un plantel.
En Estados Unidos, por ejemplo, la organización VIF Internacional ofrece a maestros de primaria y de secundaria de Colombia, Chile, Costa Rica, Perú, Venezuela, Honduras, Ecuador y España la posibilidad de trabajar a tiempo completo en escuelas estadounidenses enseñando ciencias naturales o español, durante un máximo de cinco años. Entre los beneficios que se les da están un salario a partir de los 2.750 dólares mensuales y el patrocinio de la visa para el profesional y su familia. Entre 10 y 20 venezolanos al año participan en este programa, dijo la especialista en reclutamiento de VIF, Daniella Musmanni. Desde finales de los ochenta han salido casi 1.000 profesionales del país con esta organización.
“Los venezolanos son muy atractivos para nosotros. Se destacan por tener muy buena actitud, son incluyentes, se meten en las comunidades muy bien. Tienen una calidad alta y están bien preparados”, precisó Musmanni.
Profesión poco valorada
La paralización de los concursos de ingreso y ascenso según los méritos académicos es otra de las causas de la salida de docentes. “El Ministerio de Educación relega a los que salen de la UPEL o a los licenciados en escuelas de Educación, para poner como interinos a los de las misiones”, explicó la coordinadora del Movimiento de Educadores Simón Rodríguez, Raquel Figueroa.
Figueroa denunció que la figura del maestro interino ha servido de instrumento político que emplea el Ministerio de Educación para controlar el magisterio.
Los resultados de la reciente consulta educativa que realizó el ME este año reveló que, en cuanto al tema de estabilidad laboral, 24,69% de los docentes adscritos al ente gubernamental ocupa la plaza interina.
Otra de las causas que apunta el gremio docente es la escasez de oportunidades de actualización de estudios y postgrados para el sector. Según las conclusiones de la consulta mencionada, solo 15,75% de los educadores posee estudios de cuarto nivel. Hay una oferta de 381 postgrados, pero la mayoría no está vinculada con educación.
Las Cifras
264.118 docentes especialistas se necesitarían para cubrir la demanda en educación media, según estudios elaborados por el profesor de la UPEL, Robert Rodríguez.
Entre 10 y 20 maestros venezolanos al año participan en el programa VIF Internacional, que ofrece a docentes de primaria y secundaria de Iberoamérica la oportunidad de trabajar en escuelas de EE UU.
Entre 500 y 2.750 dólares mensuales les ofrecen a maestros en países como Colombia, Ecuador, Perú, México, Argentina y Estados Unidos.
217 profesores de inglés al año, en promedio, han egresado de la UPEL entre 2009 y 2012.
5 profesores de francés al año, en promedio, ha graduado la UPEL entre 2009 y 2012.

martes, 27 de enero de 2015

Libro de poesía infantil escrito por el insigne valenciano Don Arturo Machado Fernández...Referencia para los amantes del tema que desconocen su existencia.


El Carabobeño 01 agosto 2013

Martha Barroeta || Taller de Fantasía

Arturo Machado Fernández (Valencia 21/05/1921)
mebarroeta@hotmail.com
Está grabado indeleblemente en el cristalino cofre de organdí, donde los sentimientos tienen refugio seguro, donde se cobijan las expresiones que pueden brotar de ese ramillete sagrado, ramillete que hoy envuelto en un manto de seda de tonos cálidos y apacibles, vuelve a mí para recordar a un amigo, a un maestro de juventudes. Amigo del saber, a don Arturo Machado Fernández, alma limpia y digna, el más exquisito de los poetas soñadores.
Hoy, al recordarte nuevamente, después de más de veinte años que decidiste emprender una nueva etapa del viaje de la vida, testimoniamos un profundo agradecimiento; nuestro corazón no se desprenderá de tu ejemplo, jamás olvidaremos al primer eslabón de una cadena armoniosa hacia el infinito.
A ti, don Arturo te digo: Son necesarios millares de años para que desaparezca la luz de una estrella apagada. ¿Cuánto tiempo pueden pues, vivir y perpetuarse después de nosotros los sentimientos dulces y sencillos que hemos hecho irradiar de nuestros corazones?
Hombre que profesó el culto a la belleza: esa madurez espiritual y artística, ese modelo y esa maestría con que hilvanabas cada palabra que brotaba con fluidez extraordinaria en las conversaciones informales, todo lo guardamos sembrado en el corazón.
Valencia lloró tu partida, las letras de tu terruño estuvimos de duelo, por un momento dejaron de trinar los pájaros, detuvieron los árboles sus hojas y se alejó el sonido del tiempo. Todo parece guardar un profundo silencio entre melodías infinitas.
Te conocí en la tarde de tu vida, cuando leíste mis poemas y me animaste a continuar escribiendo.
Don Arturo, tu Valencia es mi Valencia, de música y poesía, “es de pájaros y trinos, de azúcar sonrosada y de fragancia”.

lunes, 26 de enero de 2015

Libro de poesía infantil...Referencia para los amantes del tema que desconocen su existencia.


"Daniel Navea Acevedo, un hombre bueno y sabio, autor del libro Abajo Cadenas" por Luis Beltrán Prieto Figueroa (Parte II)



Daniel Navea unía a su acervo de ideas una tenacidad, una voluntad de realización. Se preocupaba cuando las gentes hablaban y no actuaban. No le gustaban las palabras sólo en el papel, sino las ideas en marcha. Terciaba ardosamente en la discusión, y cuando estaba convencido de una idea la defendía con calor, pero, como todo buen educador, sabía rectificar cuando llegaba al convencimiento de que había equivocado el camino.
Resonante fue en Chile la discusión sobre métodos de enseñanza de la lectura. El Profesor Domingo Valenzuela, para entonces Director de la Escuela Normal Superior "José Abelardo Nuñez", sostenía el valor del método de la frase normal. Daniel Navea, sin negar los valores de ese método, se afiliaba a la idea del uso del método de la palabra normal, método global y analítico también, que era el más difundido entre los maestros y, por tanto, ofrecía mayores posibilidades de aplicación. Pero no quiso quedarse en la simple discusión, sino que escribió un manual para enseñar a los maestros la mejor manera de poner en práctica ese método, que explicaba en sus clases de didáctica y en los Cursos de Verano de la Universidad de Chile, en las cuales tenía siempre un número de alumnos dos o tres veces mayor que el profesor de más arraigado prestigio.

En la discusiones sobre la enseñanza de las matemáticas elementales sostenía que los fracasos de los alumnos se debía a deficiencia de la enseñanza porque, como lo afirmaba Diderot, "es más fácil aprender matemáticas que aprender a leer". Para corregir las deficiencias de la enseñanza de las matemáticas elementales, Daniel Navea escribió también un libro sobre la materia.

Y cada vez que había un problema, que se discutían ideas, Daniel Navea aportaba las suyas. Frente a las escuelas renovadoras o escuelas europeas, encargadas de aplicar métodos para promover la actividad de los alumnos, Daniel puso en práctica en Chile la Escuela Experimental Renovadora y la Escuela Experimental de Trabajo, ocupadas en resolver problemas sociales de los alumnos y de las comunidades. No funcionan esas escuelas en barrios de gente acomodada, sino en los barrios de escasos recursos, donde viven los trabajadores. El esfuerzo y la sensibilidad social de Daniel Naveahicieron posible el funcionamiento de esas escuelas en Chile. Siguiendo ese ejemplo, en 1948 quise fundar aquí en Caracas, en la barriada de El Calvario, una escuela para limpiabotas, vendedores de periódicos y para esos muchachos que deambulaban en la noche sin tener donde dormir, una escuela que fuese, al mismo tiempo, taller y hogar: Ese plan acaso se encuentra en los archivos del Ministerio; una copia se conserva en mis propios archivos. Posiblemente algún día se pueda poner en marcha tal escuela con el nombre de Daniel Navea.

Era Daniel Navea profesor de grandes recursos. Desempeñó las cátedras de Didáctica General y Especial, de Pedagogía, de Organización Escolar y de otras materias ligadas al quehacer educativo. Sus alumnos le distinguían y apreciaban grandemente. Dejó gran cantidad de material inédito y de su actividad al frente de la Misión de la UNESCO en Venezuela, quedan en Eduplán numerosos informes y colaboraciones valiosas.

¿Qué otras cosas pueden decirse de este maestro que no se hayan dicho ya de los grandes maestros? Que era un hombre en el cual la idea del servicio estaba por encima de las ideas del beneficio; que era un educador para el cual la actividad enderezada a realizar obra útil para los demás tenía prelación, incluso sobre las tareas para ganarse la vida. Lo vimos entregado noche y día a escribir, en esa letra menuda, regular y hermosa con que expresaba sus pensamientos, llenaba hojas y hojas; discutía cuanto pensaba porque tenía el asentimiento de que no hay ideas que valgan la pena si no tienen el asentimiento de otras voluntades, de otros entendimientos, de otras inteligencias; por eso los escritos acostumbrados a llamarlo con una expresión que aprendimos en la UNESCO; "papeles de trabajo", que tenían valor después de la discusión en la cual se borra una parte y se agrega otra. Después de este laborioso trabajo de quitar aquí y poner allá, le oí decir muchas veces: "Me lo cambiaron todo, pero ahora está mejor": Su pensamiento se había enriquecido con el pensamiento de los demás. Así trabajaba Daniel Navea.
La Biblioteca consagrada a su homenaje es el permanente recuerdo de la obra de este hombre bueno y sabio. De él podría decirse con un viejo maestro venezolano, que "el bueno y el sabio son una misma cosa".

Está bien que los maestros de Venezuela nos adelantemos a rendirle este homenaje sencillo, pero cordial y sincero. Ya en otros países y en el suyo propio comenzaron a reconocerle en la gran significación que tuvo. A este efecto, una profesora chilena, ligada entrañablemente a la obra de Daniel Navea, me escribía hace poco diciéndome que en Chile no le entendieron. Acaso con su muerte comiencen a comprender su mensaje y, como a Gabriela, le serán consagradas escuelas, calles y plazas. La muerte aviva las conciencias que habían permanecidos indiferentes para el recuerdo y para la cultura de Chile.

No quiero decir como la profesora chilena. En Venezuela sentíamos por Daniel Navea un afecto entrañable. Los maestros lo querían como a un compañero y nunca hicimos diferencia entre él y el mejor de los maestros venezolanos. Conmigo estuvo en muchas partes, trabajamos juntos en varios países y lugares. Lo que hizo enVenezuela es tan valioso como lo que pudiera haber hecho por ella cualquiera de los buenos venezolanos. Por eso la consagración de esta Biblioteca pedagógica a su nombre es también motivo para el recuerdo permanente por lo que nos dejó y un ejemplo para lo que tenemos que hacer nosotros mismos.

* La profesora Vieira Méndez renunció a su cargo después del derrocamiento del Presidente Constitucional de Argentina, doctorArturo Illía, y tornó al servicio de la UNESCO. Ahora desempeña el cargo de Directora de la Oficina que esa Institución Internacinal sostiene en Santiago de Chile para toda la América.




LUIS B.  PRIETO FIGUEROA, 




En: Maestros de América. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas, 1975