Aqui estoy tranquila La danza de las horas llega La danza de la espera sigue. Yo soy la vida.

lunes, 26 de enero de 2015

"Daniel Navea Acevedo, un hombre bueno y sabio, autor del libro Abajo Cadenas" por Luis Beltrán Prieto Figueroa (Parte II)



Daniel Navea unía a su acervo de ideas una tenacidad, una voluntad de realización. Se preocupaba cuando las gentes hablaban y no actuaban. No le gustaban las palabras sólo en el papel, sino las ideas en marcha. Terciaba ardosamente en la discusión, y cuando estaba convencido de una idea la defendía con calor, pero, como todo buen educador, sabía rectificar cuando llegaba al convencimiento de que había equivocado el camino.
Resonante fue en Chile la discusión sobre métodos de enseñanza de la lectura. El Profesor Domingo Valenzuela, para entonces Director de la Escuela Normal Superior "José Abelardo Nuñez", sostenía el valor del método de la frase normal. Daniel Navea, sin negar los valores de ese método, se afiliaba a la idea del uso del método de la palabra normal, método global y analítico también, que era el más difundido entre los maestros y, por tanto, ofrecía mayores posibilidades de aplicación. Pero no quiso quedarse en la simple discusión, sino que escribió un manual para enseñar a los maestros la mejor manera de poner en práctica ese método, que explicaba en sus clases de didáctica y en los Cursos de Verano de la Universidad de Chile, en las cuales tenía siempre un número de alumnos dos o tres veces mayor que el profesor de más arraigado prestigio.

En la discusiones sobre la enseñanza de las matemáticas elementales sostenía que los fracasos de los alumnos se debía a deficiencia de la enseñanza porque, como lo afirmaba Diderot, "es más fácil aprender matemáticas que aprender a leer". Para corregir las deficiencias de la enseñanza de las matemáticas elementales, Daniel Navea escribió también un libro sobre la materia.

Y cada vez que había un problema, que se discutían ideas, Daniel Navea aportaba las suyas. Frente a las escuelas renovadoras o escuelas europeas, encargadas de aplicar métodos para promover la actividad de los alumnos, Daniel puso en práctica en Chile la Escuela Experimental Renovadora y la Escuela Experimental de Trabajo, ocupadas en resolver problemas sociales de los alumnos y de las comunidades. No funcionan esas escuelas en barrios de gente acomodada, sino en los barrios de escasos recursos, donde viven los trabajadores. El esfuerzo y la sensibilidad social de Daniel Naveahicieron posible el funcionamiento de esas escuelas en Chile. Siguiendo ese ejemplo, en 1948 quise fundar aquí en Caracas, en la barriada de El Calvario, una escuela para limpiabotas, vendedores de periódicos y para esos muchachos que deambulaban en la noche sin tener donde dormir, una escuela que fuese, al mismo tiempo, taller y hogar: Ese plan acaso se encuentra en los archivos del Ministerio; una copia se conserva en mis propios archivos. Posiblemente algún día se pueda poner en marcha tal escuela con el nombre de Daniel Navea.

Era Daniel Navea profesor de grandes recursos. Desempeñó las cátedras de Didáctica General y Especial, de Pedagogía, de Organización Escolar y de otras materias ligadas al quehacer educativo. Sus alumnos le distinguían y apreciaban grandemente. Dejó gran cantidad de material inédito y de su actividad al frente de la Misión de la UNESCO en Venezuela, quedan en Eduplán numerosos informes y colaboraciones valiosas.

¿Qué otras cosas pueden decirse de este maestro que no se hayan dicho ya de los grandes maestros? Que era un hombre en el cual la idea del servicio estaba por encima de las ideas del beneficio; que era un educador para el cual la actividad enderezada a realizar obra útil para los demás tenía prelación, incluso sobre las tareas para ganarse la vida. Lo vimos entregado noche y día a escribir, en esa letra menuda, regular y hermosa con que expresaba sus pensamientos, llenaba hojas y hojas; discutía cuanto pensaba porque tenía el asentimiento de que no hay ideas que valgan la pena si no tienen el asentimiento de otras voluntades, de otros entendimientos, de otras inteligencias; por eso los escritos acostumbrados a llamarlo con una expresión que aprendimos en la UNESCO; "papeles de trabajo", que tenían valor después de la discusión en la cual se borra una parte y se agrega otra. Después de este laborioso trabajo de quitar aquí y poner allá, le oí decir muchas veces: "Me lo cambiaron todo, pero ahora está mejor": Su pensamiento se había enriquecido con el pensamiento de los demás. Así trabajaba Daniel Navea.
La Biblioteca consagrada a su homenaje es el permanente recuerdo de la obra de este hombre bueno y sabio. De él podría decirse con un viejo maestro venezolano, que "el bueno y el sabio son una misma cosa".

Está bien que los maestros de Venezuela nos adelantemos a rendirle este homenaje sencillo, pero cordial y sincero. Ya en otros países y en el suyo propio comenzaron a reconocerle en la gran significación que tuvo. A este efecto, una profesora chilena, ligada entrañablemente a la obra de Daniel Navea, me escribía hace poco diciéndome que en Chile no le entendieron. Acaso con su muerte comiencen a comprender su mensaje y, como a Gabriela, le serán consagradas escuelas, calles y plazas. La muerte aviva las conciencias que habían permanecidos indiferentes para el recuerdo y para la cultura de Chile.

No quiero decir como la profesora chilena. En Venezuela sentíamos por Daniel Navea un afecto entrañable. Los maestros lo querían como a un compañero y nunca hicimos diferencia entre él y el mejor de los maestros venezolanos. Conmigo estuvo en muchas partes, trabajamos juntos en varios países y lugares. Lo que hizo enVenezuela es tan valioso como lo que pudiera haber hecho por ella cualquiera de los buenos venezolanos. Por eso la consagración de esta Biblioteca pedagógica a su nombre es también motivo para el recuerdo permanente por lo que nos dejó y un ejemplo para lo que tenemos que hacer nosotros mismos.

* La profesora Vieira Méndez renunció a su cargo después del derrocamiento del Presidente Constitucional de Argentina, doctorArturo Illía, y tornó al servicio de la UNESCO. Ahora desempeña el cargo de Directora de la Oficina que esa Institución Internacinal sostiene en Santiago de Chile para toda la América.




LUIS B.  PRIETO FIGUEROA, 




En: Maestros de América. Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas, 1975


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