Víctor Bravo: "Tenemos que romper el aislamiento"
"Una feria tiene que promover al libro y al autor del país y mostrar al libro extranjero. En la literatura local se mira poco lo que se hace en el interior (...) Es necesario que se valore", señala el investigador literario.
Coordinó el Diccionario General de la Literatura Venezolana (G.Pulido)
DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
lunes 6 de mayo de 2013 08:56 AM
Víctor Bravo (Santa Bárbara del Zulia, 1949) se encargó de agrupar a casi todas las letras nacionales en un sólo libro. El investigador venezolano fue el coordinador del Diccionario General de la Literatura Venezolana (Monte Ávila Editores), que fue presentado el pasado viernes en el Festival de la Lectura de Chacao 2013.
El proyecto editorial reúne autores, obras, movimientos y algunos otros elementos que ofrecen un panorama de qué o quienes escriben en el país. Más de 600 páginas que resumen años de historia literaria. "Para que haya presencia de una literatura es necesario también que haya horizonte. Con el Diccionario tratamos de hacer ese horizonte de visualización de nuestra literatura", dijo el investigador de la Universidad de Los Andes.
-La información sobre literatura venezolana suele ser dispersa. ¿El libro surge para rellenar ese vacío?
-Se han hecho estudios que están de manera dispersa. El diccionario propone ser una suerte de enciclopedia que reúna las reflexiones fundamentales acerca de la literatura venezolana, que esté a la mano del lector y del investigador. También va a estar en la página web de la Fundación Biblioteca Miguel de Cervantes, para que informe y forme.
-Vivimos en una época en la que Internet se convirtió en un centro de información. ¿Tiene sentido la elaboración de un diccionario impreso cuando se puede recurrir a una computadora?
-La información en Internet es fundamental en la cultura, pero no va a desplazar al libro. Pueden ser complementarios. Hay libros que funcionan en papel y en Internet: el diccionario va a atener una edición digital para leerse por ahí.
-¿Y se tiene pensado una actualización constante?
-Un diccionario tiene que actualizarse permanentemente. Este cerró sus puestas en 2010. Ahora hay que observarlo, ver sus errores, sus desaciertos, para preparar nuevas ediciones. Pero permanentemente tendrá que irse actualizando.
-El registro de la edición concluyó en 2010, pero hay autores jóvenes que publicaron antes de ese año que no están. ¿Un proyecto tan amplio no corre el riesgo de excluir a representantes de las nuevas generaciones?
-Hay una cantidad de autores jóvenes que no están en el libro. Un diccionario es como un manicomio: no están siempre todos los que son. Es necesario revisar la edición, que cumplirá su papel, y luego corregirla. Y las correcciones son desde tipeo hasta entradas sobre escritores que quedaron por fuera. El espectro es bastante grande. Habría que colocar aquellos autores que, por lo menos, ya hayan publicado un libro.
-¿El diccionario es un libro de escritores para escritores? ¿O cree que un lector común que fue al Festival de la Lectura puede interesarse en un ejemplar para el consumo personal?
-El diccionario le va a importar a los profesores de literatura, a los investigadores y, sobre todo, a los adolescentes. Que los adolescentes en los liceos puedan abrir un libro como este y establecer unos parámetros con respecto a lo que es la literatura en el país. En Venezuela eso se ha descuidado. Esa necesidad tenemos que meterla entrañablemente en los venezolanos. Espero que el diccionario pueda contribuir a ello.
-Usted presenta un diccionario que intenta agrupar toda la literatura venezolana. ¿Cree que un evento como el Festival de la Lectura también representa a las letras venezolanas de hoy?
-Tanto el Festival de la Lectura, como todas las ferias, contribuyen a la difusión del libro. Las ferias se han convertido en un fenómeno en ese sentido. Cumplen un papel importante. Se ven jóvenes que compran libros, que dialogan con los autores que hoy escriben.
-¿Y cree que el hecho de hacer la feria garantiza la promoción o el aumento de la lectura? ¿Qué los libros que se compran ahí también son libros que se leen?
-Hay un trecho entre el decir y el hacer, también hay un trecho el comprar un libro y leerlo. Para eso hay que crear estímulos, y la feria, por su ambiente, propicia la lectura. Pero el estímulo de la lectura tiene que tener muchos factores: el primero es el de la escuela. Si no hay un plan de Estado que la promueva, todo los otros propósitos serán importantes pero no determinantes. Yo, que he dado clases en otros países, me he quedado abismado ante la riqueza de sus planes.
-Hay lectores que se quejan de que la oferta editorial en la feria siempre es escasa, que la programación no está a la altura. ¿Qué hace falta para llegar al nivel de una feria internacional?
-Una feria tiene que promover al libro y al autor del país y mostrar al libro internacional. Venezuela está cerrada a los títulos extranjeros. Apenas llegan ejemplares desde afuera. Las grandes editoriales transnacionales se han ido del país. Tenemos que romper ese aislamiento. La crisis del país también afecta a la cultura. Otro elemento es lo costoso: a diferencia de las editoriales del Estado, dado los costos de producción, los libros se venden a precios que un joven no tiene. Deberían haber políticas que permitan el abaratamiento (..) Yo he estado en ferias internacionales en la que hay presencia del libro nacional y del mundial. Tenemos que aspirar a eso. En la Feria Internacional del Palacio de Minería de hace unos años, en México, vi a Mario Vargas Llosa en charlas. La gente puede dialogar con él, con el resto de los autores. Es necesario y fundamental que nuestras ferias tengan escritores internacionales así.
-¿Un escritor que vino de Mérida, como usted, o uno que venga de Argentina, encontró en la feria una muestra significativa de quienes escriben hoy en el país?
-La feria es una muestra importante pero no completa (...) Hay una relación de centro periferia en el país que afecta. Yo, que vivo en Mérida, te puedo decir que sufrimos ese desnivel: se hacen antologías de escritores venezolanos y sólo se incluyen los que viven en Caracas. Se mira poco a lo que se hace actualmente en el interior. Son personas que tienen menos visibilidad porque viven en el cono de sombra de provincia. Es necesario que se valore lo que se hace en todo el país.
-A usted, que tiene una editorial en Mérida, le cuesta que sus libros tengan presencia en toda Venezuela. ¿El sector literario sufre de incomunicaciones internas?
-Hay una gran incomunicación. Pareciera que lo que sucede en la literatura venezolana sólo ocurre en Caracas. Hay una desinformación en la que la provincia se ve como un atraso y eso no debe ser así.
-¿Y qué hay que hacer para que la literatura venezolana se conozca aquí?
-Insisto en que el punto central debe ser el plan estatal de lectura orientado fundamentalmente a los más jóvenes. No un plan de Gobierno, porque se convierte sólo en propaganda, sino un plan del Estado. Junto a eso tiene que haber antologías, foros, festivales, o diccionarios como este, que se incorpora a ese interés de promover la cultura venezolana.
-También está el desconocimiento en el extranjero. Hay autores foráneos que vinieron a la feria y dijeron conocer poco de la literatura venezolana. ¿Cómo se le da notoriedad a nuestros autores en el exterior?
-Ya dijo Salvador Garmendia hace unas décadas que la literatura venezolana en el exterior no existe. Ni aún hoy. Es necesario darle existencia. Con políticas de proyección de grandes escritores y grandes libros. Eso lo tiene un país como Argentina, también México. A un congreso sobre escritores en Madrid asistieron de México autores mandados por el Estado, pero no eran del Gobierno, no eran del partido oficial. Ellos van en nombre del país. Nosotros tenemos que tener una visión más amplia, crear una política de difusión que represente a toda la nación.
dfermin@eluniversal.com
El proyecto editorial reúne autores, obras, movimientos y algunos otros elementos que ofrecen un panorama de qué o quienes escriben en el país. Más de 600 páginas que resumen años de historia literaria. "Para que haya presencia de una literatura es necesario también que haya horizonte. Con el Diccionario tratamos de hacer ese horizonte de visualización de nuestra literatura", dijo el investigador de la Universidad de Los Andes.
-La información sobre literatura venezolana suele ser dispersa. ¿El libro surge para rellenar ese vacío?
-Se han hecho estudios que están de manera dispersa. El diccionario propone ser una suerte de enciclopedia que reúna las reflexiones fundamentales acerca de la literatura venezolana, que esté a la mano del lector y del investigador. También va a estar en la página web de la Fundación Biblioteca Miguel de Cervantes, para que informe y forme.
-Vivimos en una época en la que Internet se convirtió en un centro de información. ¿Tiene sentido la elaboración de un diccionario impreso cuando se puede recurrir a una computadora?
-La información en Internet es fundamental en la cultura, pero no va a desplazar al libro. Pueden ser complementarios. Hay libros que funcionan en papel y en Internet: el diccionario va a atener una edición digital para leerse por ahí.
-¿Y se tiene pensado una actualización constante?
-Un diccionario tiene que actualizarse permanentemente. Este cerró sus puestas en 2010. Ahora hay que observarlo, ver sus errores, sus desaciertos, para preparar nuevas ediciones. Pero permanentemente tendrá que irse actualizando.
-El registro de la edición concluyó en 2010, pero hay autores jóvenes que publicaron antes de ese año que no están. ¿Un proyecto tan amplio no corre el riesgo de excluir a representantes de las nuevas generaciones?
-Hay una cantidad de autores jóvenes que no están en el libro. Un diccionario es como un manicomio: no están siempre todos los que son. Es necesario revisar la edición, que cumplirá su papel, y luego corregirla. Y las correcciones son desde tipeo hasta entradas sobre escritores que quedaron por fuera. El espectro es bastante grande. Habría que colocar aquellos autores que, por lo menos, ya hayan publicado un libro.
-¿El diccionario es un libro de escritores para escritores? ¿O cree que un lector común que fue al Festival de la Lectura puede interesarse en un ejemplar para el consumo personal?
-El diccionario le va a importar a los profesores de literatura, a los investigadores y, sobre todo, a los adolescentes. Que los adolescentes en los liceos puedan abrir un libro como este y establecer unos parámetros con respecto a lo que es la literatura en el país. En Venezuela eso se ha descuidado. Esa necesidad tenemos que meterla entrañablemente en los venezolanos. Espero que el diccionario pueda contribuir a ello.
-Usted presenta un diccionario que intenta agrupar toda la literatura venezolana. ¿Cree que un evento como el Festival de la Lectura también representa a las letras venezolanas de hoy?
-Tanto el Festival de la Lectura, como todas las ferias, contribuyen a la difusión del libro. Las ferias se han convertido en un fenómeno en ese sentido. Cumplen un papel importante. Se ven jóvenes que compran libros, que dialogan con los autores que hoy escriben.
-¿Y cree que el hecho de hacer la feria garantiza la promoción o el aumento de la lectura? ¿Qué los libros que se compran ahí también son libros que se leen?
-Hay un trecho entre el decir y el hacer, también hay un trecho el comprar un libro y leerlo. Para eso hay que crear estímulos, y la feria, por su ambiente, propicia la lectura. Pero el estímulo de la lectura tiene que tener muchos factores: el primero es el de la escuela. Si no hay un plan de Estado que la promueva, todo los otros propósitos serán importantes pero no determinantes. Yo, que he dado clases en otros países, me he quedado abismado ante la riqueza de sus planes.
-Hay lectores que se quejan de que la oferta editorial en la feria siempre es escasa, que la programación no está a la altura. ¿Qué hace falta para llegar al nivel de una feria internacional?
-Una feria tiene que promover al libro y al autor del país y mostrar al libro internacional. Venezuela está cerrada a los títulos extranjeros. Apenas llegan ejemplares desde afuera. Las grandes editoriales transnacionales se han ido del país. Tenemos que romper ese aislamiento. La crisis del país también afecta a la cultura. Otro elemento es lo costoso: a diferencia de las editoriales del Estado, dado los costos de producción, los libros se venden a precios que un joven no tiene. Deberían haber políticas que permitan el abaratamiento (..) Yo he estado en ferias internacionales en la que hay presencia del libro nacional y del mundial. Tenemos que aspirar a eso. En la Feria Internacional del Palacio de Minería de hace unos años, en México, vi a Mario Vargas Llosa en charlas. La gente puede dialogar con él, con el resto de los autores. Es necesario y fundamental que nuestras ferias tengan escritores internacionales así.
-¿Un escritor que vino de Mérida, como usted, o uno que venga de Argentina, encontró en la feria una muestra significativa de quienes escriben hoy en el país?
-La feria es una muestra importante pero no completa (...) Hay una relación de centro periferia en el país que afecta. Yo, que vivo en Mérida, te puedo decir que sufrimos ese desnivel: se hacen antologías de escritores venezolanos y sólo se incluyen los que viven en Caracas. Se mira poco a lo que se hace actualmente en el interior. Son personas que tienen menos visibilidad porque viven en el cono de sombra de provincia. Es necesario que se valore lo que se hace en todo el país.
-A usted, que tiene una editorial en Mérida, le cuesta que sus libros tengan presencia en toda Venezuela. ¿El sector literario sufre de incomunicaciones internas?
-Hay una gran incomunicación. Pareciera que lo que sucede en la literatura venezolana sólo ocurre en Caracas. Hay una desinformación en la que la provincia se ve como un atraso y eso no debe ser así.
-¿Y qué hay que hacer para que la literatura venezolana se conozca aquí?
-Insisto en que el punto central debe ser el plan estatal de lectura orientado fundamentalmente a los más jóvenes. No un plan de Gobierno, porque se convierte sólo en propaganda, sino un plan del Estado. Junto a eso tiene que haber antologías, foros, festivales, o diccionarios como este, que se incorpora a ese interés de promover la cultura venezolana.
-También está el desconocimiento en el extranjero. Hay autores foráneos que vinieron a la feria y dijeron conocer poco de la literatura venezolana. ¿Cómo se le da notoriedad a nuestros autores en el exterior?
-Ya dijo Salvador Garmendia hace unas décadas que la literatura venezolana en el exterior no existe. Ni aún hoy. Es necesario darle existencia. Con políticas de proyección de grandes escritores y grandes libros. Eso lo tiene un país como Argentina, también México. A un congreso sobre escritores en Madrid asistieron de México autores mandados por el Estado, pero no eran del Gobierno, no eran del partido oficial. Ellos van en nombre del país. Nosotros tenemos que tener una visión más amplia, crear una política de difusión que represente a toda la nación.
dfermin@eluniversal.com
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