ESPÍRITU DE ANDRÉS ELOY
VAGA EN EL EXILIO
Nilson Agustín Caraballo Rosario
"Príncipe del Amor"
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La obra literaria de Andrés Eloy Blanco no figura en el pénsum de estudio para Educación Básica ni Media de Venezuela. Los alumnos egresan del liceo sin conocerla. Resulta deprimente que en los libros de literatura, acordes al programa oficial vigente, no se incluya el estudio de los poemas escritos por nuestro último gran representante lírico.
Como siempre, la literatura ha sido condicionada por la política y otros intereses, y sólo con el transcurso de los años y de los siglos, se aprecian los verdaderos valores literarios. Fíjense ustedes en la tendencia política que predomina para el otorgamiento de los grandes premios de literatura internacional.
También faltan buenos críticos que no repitan la misma retahíla de siempre y proporcionen elementos de juicio a las generaciones emergentes. No basta con que un crítico señale la presencia de aspectos criollistas o folclóricos en una obra. Hay que capturar el alma de la obra y mostrarla al público. Letras sin alma corresponden a la cultura materialista que aceleró la decadencia de la civilización.
Otros poetas latinoamericanos y venezolanos han sido incluidos en el programa oficial de estudios, mientras que al bardo cumanés, ni le nombran.
Momentos de grandes tragedias mundiales como la guerra global, llamada "del terrorismo" y catástrofes ambientales como el "calentamiento global", ofrecen marco de fondo para revalorar los principios espirituales, culturales y literarios.
Para la inclusión de Andrés Eloy Blanco en el programa oficial, basta recordar que escribió Píntame angelitos negros, poema que se convirtió en canción:
"Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos..."
"Aunque la Virgen sea blanca
píntame angelitos negros,
que también se van al Cielo
todos los negritos buenos".
Solamente por la ORIGINALIDAD, UNIVERSALIDAD,VISIÓN CRÍTICA DE LA REALIDAD, INTERÉS,PERENNIDAD DEL MENSAJE Y CONCENTRACIÓN DE ELEMENTOS POÉTICOS EN TORNO A UN EJE DE SIGNIFICACIÓN, basta para que Angelitos negros sea incluido entre los clásicos venezolanos, como muestra de la lírica precontemporánea. Andrés Eloy debe ser reconocido como antecesor de la NUEVA LITERATURA CONTEMPORÁNEA UNIVERSAL que hoy estudiamos y publicamos en Internet. Hoy más que nunca cobra vigencia su mensaje de hermandad, sin importar el color de la piel ni la condición social del ser humano. (*)
Por si fuera poco, también creó SILENCIO, LAS UVAS DEL TIEMPO, LA HILANDERA, CANTO A LOS HIJOS, CANTO A ESPAÑA, EL LIMONERO DEL SEÑOR, LA RENUNCIA, EL DULCE MAL Y LOS TRES REYES MAGOS (cuento), entre otras destacadas composiciones.
Así como en Rusia hay fiesta nacional en el aniversario del poeta Alexander Pustti, también los venezolanos debemos estudiar y enaltecer la obra de nuestro gran representante lírico.
El se adelantó a su destino cuando afirmó que en su patria no se valoraba los méritos auténticos y que "el hijo grande se le muere afuera". Pero aún estamos a tiempo de rescatar el exiliado espíritu de Andrés Eloy Blanco para vivificar el pensum de estudio de nuestras escuelas, liceos y universidades.
Murió en México en mil novecientos cincuenticinco (1955), alejado de la patria por la que tanto luchó, incomprendido de la mayoría del pueblo por el cual se sacrificó, preso de la nostalgia y acorralado por el dolor, pero firme en sus principios democráticos.
A pesar de todas las pruebas, nuestro último gran "poeta de las metáforas", jamás claudicó en sus convicciones:
"Fuerzas y potestades me sitiaron
y prueba tras prueba acorralaron
mi FE que ni la cambio ni la vendo..."
En su poema LA RENUNCIA ya es manifiesta la serenidad que alcanza.
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(Valparaíso, Chile, veinticinco de febrero
del dos mil cinco (25/02/2005)
del dos mil cinco (25/02/2005)
José Balza: Hay que obligar a los políticos a leer bien
En Caracas descubrió a otros que como él se apasionan por la lectura. Aun le fascina la ciudad, pero lamenta el deterioro en el que se encuentra
“Me falta dar y recibir más felicidad”, dice José Balza sobre lo que aun tienen pendiente a sus 74 años de edad. Se siente conforme como escritor, pero asegura no reconocerse. “Se cambia en la vida diaria, también en la expresión escrita, en sus búsquedas y formas”, afirma.
Balza se considera una persona de poco hablar que hace bastante tiempo se apartó de la vida pública literaria. ¿Las razones? “Primero, por una gran decepción política, aunque no practico la política. Segundo, habían desaparecido autores nuestros muy valiosos. No quería sustituirlos ni ser un emblema del país. Si bien no tengo inconsciente ni nada íntimo, prefiero la soledad. Tercero: me gusta y lo estimulo, que siempre aparezcan nuevos autores”.
¿Y cuál fue esa decepción? “Creí en la idea de desarrollar el eje Orinoco-Apure. Pero aquel tonto cambió eso y todo lo demás por Castro”, contesta el autor nacido en el delta del Orinoco y que este año es homenajeado en la sexta edición del Festival de la Lectura Chacao, que se realiza hasta el domingo 23 en la plaza Francia de Altamira.
En la rueda de prensa para presentar el evento el lunes pasado, el cuentista afirmó que durante el período democrático no se estimuló el lenguaje, lo que considera una grave falla en el porvenir de los dirigentes de la nación.
Al querer indagar en esa idea, el autor explica que lamenta que solo se haya promocionado a un solo autor, Rómulo Gallegos, a quien considera un buen novelista, pero que su exaltación dejó a un lado a personajes como Julio Garmendia o José Antonio Ramos Sucre.
“Es necesario, como, por ejemplo, hacen México, Francia, España, colocar en sitios de trabajo intelectual, internacionalmente, a escritores verdaderos de fuste. Y difundir las obras de nuestros autores, con excelentes ediciones, traducciones. Y, de manera simple, obligar a cualquier político a aprender a leer bien en español, también en otros idiomas”, acota.
Cuando joven solía leer día y noche, en soledad alumbrado por una precaria lámpara que guiaba sus ojos al mundo que recreaba a partir del papel y la tinta. Creía ser el único con esa pasión, hasta que llegó a Caracas y descubrió la Biblioteca Nacional. Ahí encontró a otros con la misma curiosidad.
La capital aun le fascina. “La amo minuciosamente. A esta y a las grandes ciudades a las que vuelvo siempre. Hoy el deterioro de Caracas es casi alarmante: pronto seremos una chivera de carros inmóviles y en vez de calles tendremos un solo gran hueco, lleno con nuestros cadáveres. Sin embargo, la luz del Ávila, la alegría y la amistad crean un cerco contra el ruido, la vagabundería, la estupidez gubernamental”, afirma.
A pesar de ese aislamiento, Balza está atento. Es un acucioso de novedades y da sus recomendaciones: “No he tenido tiempo de leerlos a todos, me gustaría hacerlo. Veo una tendencia, importantísima a la abstracción psíquica en Carolina Lozada, Jesús Miguel Toro. Un acertado y desafiante mundo en Roberto Martínez Bachrich, Gabriel Payares, Gisela Kozak, Dayana Fraile”.
Resalta además la obra de otros, no noveles, como Krina Ber, Juan Carlos Méndez, y Silda Cordoliani. “La novela Gemelas de Juan Carlos Chirinos es excepcional”, acota.
Aun no tiene mucho qué comentar de su experiencia como miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. “Acabo de entrar allí. Apenas he escuchado dos sesiones”.
Balza se considera una persona de poco hablar que hace bastante tiempo se apartó de la vida pública literaria. ¿Las razones? “Primero, por una gran decepción política, aunque no practico la política. Segundo, habían desaparecido autores nuestros muy valiosos. No quería sustituirlos ni ser un emblema del país. Si bien no tengo inconsciente ni nada íntimo, prefiero la soledad. Tercero: me gusta y lo estimulo, que siempre aparezcan nuevos autores”.
¿Y cuál fue esa decepción? “Creí en la idea de desarrollar el eje Orinoco-Apure. Pero aquel tonto cambió eso y todo lo demás por Castro”, contesta el autor nacido en el delta del Orinoco y que este año es homenajeado en la sexta edición del Festival de la Lectura Chacao, que se realiza hasta el domingo 23 en la plaza Francia de Altamira.
En la rueda de prensa para presentar el evento el lunes pasado, el cuentista afirmó que durante el período democrático no se estimuló el lenguaje, lo que considera una grave falla en el porvenir de los dirigentes de la nación.
Al querer indagar en esa idea, el autor explica que lamenta que solo se haya promocionado a un solo autor, Rómulo Gallegos, a quien considera un buen novelista, pero que su exaltación dejó a un lado a personajes como Julio Garmendia o José Antonio Ramos Sucre.
“Es necesario, como, por ejemplo, hacen México, Francia, España, colocar en sitios de trabajo intelectual, internacionalmente, a escritores verdaderos de fuste. Y difundir las obras de nuestros autores, con excelentes ediciones, traducciones. Y, de manera simple, obligar a cualquier político a aprender a leer bien en español, también en otros idiomas”, acota.
Cuando joven solía leer día y noche, en soledad alumbrado por una precaria lámpara que guiaba sus ojos al mundo que recreaba a partir del papel y la tinta. Creía ser el único con esa pasión, hasta que llegó a Caracas y descubrió la Biblioteca Nacional. Ahí encontró a otros con la misma curiosidad.
La capital aun le fascina. “La amo minuciosamente. A esta y a las grandes ciudades a las que vuelvo siempre. Hoy el deterioro de Caracas es casi alarmante: pronto seremos una chivera de carros inmóviles y en vez de calles tendremos un solo gran hueco, lleno con nuestros cadáveres. Sin embargo, la luz del Ávila, la alegría y la amistad crean un cerco contra el ruido, la vagabundería, la estupidez gubernamental”, afirma.
A pesar de ese aislamiento, Balza está atento. Es un acucioso de novedades y da sus recomendaciones: “No he tenido tiempo de leerlos a todos, me gustaría hacerlo. Veo una tendencia, importantísima a la abstracción psíquica en Carolina Lozada, Jesús Miguel Toro. Un acertado y desafiante mundo en Roberto Martínez Bachrich, Gabriel Payares, Gisela Kozak, Dayana Fraile”.
Resalta además la obra de otros, no noveles, como Krina Ber, Juan Carlos Méndez, y Silda Cordoliani. “La novela Gemelas de Juan Carlos Chirinos es excepcional”, acota.
Aun no tiene mucho qué comentar de su experiencia como miembro de la Academia Venezolana de la Lengua. “Acabo de entrar allí. Apenas he escuchado dos sesiones”.
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