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martes, 5 de noviembre de 2013

Consejos de Lucy a las jóvenes maestras...e información de libros publicados

El arca criolla está llena de relatos

Alejandro Luy cuenta, en un libro, particularidades de la fauna venezolana

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GIULIANA CHIAPPE |  EL UNIVERSAL
martes 5 de noviembre de 2013  12:00 AM
Alejandro Luy es biólogo y directivo de la Fundación Tierra Viva. Pero es, también, un buen contador de relatos sobre animales.

En El arca criolla, un libro de la Fundación Tierra Viva, Luy plasma esas historias que describen la forma de vida y, también, la particular personalidad de los animales. Son relatos verídicos pero a veces tan insólitos que parecen fantasía. Son escritos para adultos pero muchos de ellos pueden contarse a los niños.

En sus primeras páginas, el autor habla del tesoro ignorado que es la biodiversidad de Venezuela y destaca el privilegiado puesto que ocupa en esos rankings: está entre los diez países con mayor número de vertebrados terrestres, cuarto en anfibios, sexto en aves, octavo en mamíferos y noveno en reptiles. Sobre esos animales, hay cosas que contar. Aquí hablamos de algunos de los relatos contados en El arca criolla.

Ni tan bolsas. Los marsupiales -animales que llevan a sus crías en bolsas como el canguro- no viven sólo en Australia. En Venezuela tenemos dos: el rabipelado común (Didelphys marsupialis) y el perrito de agua (Chironectes minimus) cuya bolsa es tan buena, que se cierra herméticamente para que bucee sin ahogar a la cría.

¿Caimanes? No señor. El caimán de la Costa (Crocodylus acutus) y el caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius) no son caimanes, sino cocodrilos y "no del mismo pozo", como dice Luy. Caimán es la baba. 

Insaciable chigüire. La relación sexual de los chigüires (Hydrochoerus hydrochaeris) macho con la chigüire hembra es muy particular: dura una hora, en la que la pareja se corteja y copula... unas 23 veces en una hora.

Una vaca que vuela. En Venezuela, en la cuenca del Orinoco, vive la única ave en el mundo que come igual que una vaca: puras hojas. Es la chenchena (Opisthocomus hoatzin). Su estómago es como el de cualquier rumiante y, además, esta ave huele a vaca. 

Pura nariz. El guácharo (Steatornis caripensis) es un ave de hábitos nocturnos pero se diferencia de otras porque se alimenta de frutas en vez de pequeños animales y, sobre todo, porque no las detecta sólo con la vista sino con un poderoso olfato, mucho mayor que el de otras aves nocturnas.

Lectura Tangente
Notitarde 16/11/2013

Rosa Vegas: Paz, candor y muñecas


Marisol Pradas
La exposición y dos de sus libros,  Rosa Vegas espacio habitado y Rosa Vegas es del color del barro pueden apreciarse y conseguirse en la Galería de Arte Nacional, en la avenida México de Caracas, entre las estaciones Bellas Artes y Parque Carabobo, hasta finales del mes de febrero del próximo año 2014, bajo la curaduría de Félix Hernández.
La nota de prensa que envía Teresa Quilez, coordinadora de Prensa del Iartes, contiene la visión que esta artista presenta todos los días para el gran público en el Museo de la Paz, taller y hogar de esta mujer sensible e inquieta, ubicada en El Viñedo, estado Anzoátegui.
"En una esquina de la pared de bahareque, una olla con agua espera que se acerque un rabipelao sediento". "Siempre iba, todos los días, veía por todos lados y me pelaba sus ojitos, hacía un estruendo por la canal, no me tenía miedo", expresó la artista popular.
 Allí, en el Museo para la Paz, la fauna  y la flora forman parte del entorno y  están inmersas en sus creaciones, todo en una suerte de mundo mágico: "Nunca he cortado las matas, cada vez tengo más y me dicen que no las tenga por las culebras, ellas están ahí y me están observando, hay que tenerles respeto y ellas avisan que están presentes como la cascabel".
Rosa Vegas espacio habitado es el primer libro de una serie de publicaciones del programa Creadores Visuales de Venezuela, registro audiovisual de los artistas que ha venido desarrollando el Ministerio del Poder Popular para la Cultura bajo la dirección de Mercedes Longobardi; la investigación y textos fueron realizados por Zhelma Portillo. Rosa Vegas es del color del barro es una publicación infantil que se inserta en la serie Maestros de Arte Venezolano, escrito por Nireibi Herrera bajo la corrección y edición de Rosanna Ianniello, con ilustraciones de Carmen Salvador. 
Tanto las personas adultas como los niños alcanzarán con su lectura comprender el universo de su pensamiento y quehacer junto a la naturaleza, las creencias y saberes, modelando el barro "con lo que empecé"; también coloreando, "después de los siete años pintaba con lo que encontraba: pintura, cal; llegué a pintar hasta restregando pedazos de flores de cayenas, eso da un colorido" y elaborando muñecos de trapo.

Para Vegas "un museo es un santuario donde la obra quiere estar allí y se respeta, y donde uno  va coleccionando y agregando", añade que en su caso particular tiene proyectado hacerle al Museo para la Paz un "balconcito" y dice que hoy en día estamos deseando paz. 
Explica que antes vivía en Caracas, y a su esposo no le gustaba que tuviera su obra en la casa, por lo que las piezas artísticas las tenía arrinconadas en un depósito, pero esta situación cambió con el devenir del tiempo, "le dejé la casa y me fui para Anzoátegui". 
Cuenta la anécdota de las mujeres pariendo, que ha elaborado en barro, y  que las tiene en su museo. Explica que su mamá hablaba de un avión que traía a los niños y ella en su curiosidad decía que eso era mentira, y le inquiría que por qué ese avión le había traído tantas niñas seguidas y no le traía a un varón. Y en uno de los embarazos de su mamá, un día "llamaron a Toribia que era la que parteaba a mi mamá y me metí a vigilar por qué Toribia se metió con mi mamá, y vi cómo parió la Negra. Entonces le conté a todo al barrio, cómo fue y cómo era esa cuerda grandísima, el cordón umbilical, que el color es morado, y dije que a los niños no los traía el avión sino que la mujer misma pare".
En ese mismo transitar el maestro de la plástica Régulo Martínez le indicó que mostrara su obra y ese fue el inicio de su inagotable trabajo y creación.
Esculturas de barro como la andinita Maigualida, perezosos, su nieta Lucía, ardillas; muñecas de trapo como la bruja Katrina "le puse como el huracán" y su compañera la pantera, entre otras, "casi todas mis muñecas tienen nombre"; lienzos y una estructura arquitectónica, son parte de la obra de esta artista. Igual hace un Buda, una María Lionza o un José Gregorio Hernández.
Dice que siente especial inclinación por sus muñecas, "desde pequeña me gustan mucho, las hago, las visto y juego con ellas". En su discurso alienta a los artistas para que sigan adelante como son: "los jóvenes son apasionados por el arte". Deben seguir adelante "si hacen una raya y creen que no les quedó bien, hagan otra al día siguiente".

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