Navidad poética siglo XIX
El Nacional 23 DE DICIEMBRE 2013 - pág. Escenas/2

En esa hermosa antología de nuestra Navidad que es El libro de la Navidad venezolana (Fundación para la Cultura Urbana, 2005), de Efraín Subero, se reúne el mayor y más destacado conjunto de piezas poéticas y prosísticas dedicadas a tan significativa fecha del calendario criollo; tiempo de crecimiento espiritual y de unión familiar signados por los anhelos de esperanza y bien.
Tres poemas del siglo XIX dan comienzo al festín de palabras y cosas con los que este libro nos ofrece las múltiples y cambiantes visiones de nuestra Navidad. Sus títulos y sus autores protagonizan algunos de los capítulos más memorables de nuestra literatura: "El primer día del año", de Abigaíl Lozano; "El Año Nuevo", de Heraclio Martín de la Guardia; y "28 de diciembre", de Juan Antonio Pérez Bonalde.
El texto de Lozano, padre de nuestro romanticismo poético en compañía de José Antonio Maitín (el bardo doliente del "Canto fúnebre"), escrito en octavas reales y fechado en San Felipe el 1º de enero de 1856, constituye un lamento lastimero por la partida de los amigos, víctimas de la "patria ensangrentada", y una elegía profunda de tono filosófico para preguntarle al año que comienza si traerá esperanza o prosperidad.
Dilema de existencia y religión, la naturaleza nunca pierde el favor divino por más que no siembren o cosechen los pájaros y que los lirios no sepan nada del trabajo campesino. Deseos y peticiones para que el Año Nuevo lo sea en sustento, en alegría y en auspicio. Sus versos quedan grabados por el palpitar de las oraciones sagradas: "Padre. Señor y Rey de cielo y tierra,/ Danos lo que te pide el marinero:/ Brisas para su vela y un lucero/ Que le sirva de norte a su bajel:/ Danos lo que te pide el pajarillo/ Que alegre viaja por el manso viento:/ Musgo para su nido y el sustento/ Para su prole y compañera fiel".
Los dicentes serventesios de Martín de la Guardia, renombrado poeta y académico de fin de siglo, vienen a detallar en lucido desarrollo los ánimos compartidos con la pieza de Lozano. Pura desilusión y pura esperanza marcan el tránsito pendular de los sentimientos que se buscan y no se encuentran.
Lejos de todo pesimismo, implora por redenciones, por honras y por glorias.
Plañe en desconsuelo por la patria secuestrada y agraviada, sino decimonónico de perduración intemporal. Reclama a la historia, entonces, su propia salvación: "Oh si posible fuera que brillaran/ Los pueblos que olvidaron honra y gloria,/ Y con virtud heroica conquistaran/ Otra vez los aplausos de la historia!". Optimista escéptico, el poeta recurre a la esperanza y a la espera en tiempos de tanta espera y esperanza "sin tristes sueños" y de "dormir tranquilos".
Uno y otro, se ve con claridad, entienden la Navidad como espacio para la tristeza más irremediable y como zona de reconocimiento ante la lucha y el triunfo: "Y aunque dudando estoy, el alma espera/ De lejos ver la tierra prometida,/ Pues ¿cuál el premio de la lucha fuera/ Si a ella no va la humanidad caída?".
La Navidad de Pérez Bonalde, el perdurable autor de "Vuelta a la Patria", propondrá otras salidas y encantará otros prados. Unas y otros más cerca de la idea moderna que cada diciembre asume tratos de bondad, inocencia y ligereza; festín y festividad.
Tres poemas del siglo XIX dan comienzo al festín de palabras y cosas con los que este libro nos ofrece las múltiples y cambiantes visiones de nuestra Navidad. Sus títulos y sus autores protagonizan algunos de los capítulos más memorables de nuestra literatura: "El primer día del año", de Abigaíl Lozano; "El Año Nuevo", de Heraclio Martín de la Guardia; y "28 de diciembre", de Juan Antonio Pérez Bonalde.
El texto de Lozano, padre de nuestro romanticismo poético en compañía de José Antonio Maitín (el bardo doliente del "Canto fúnebre"), escrito en octavas reales y fechado en San Felipe el 1º de enero de 1856, constituye un lamento lastimero por la partida de los amigos, víctimas de la "patria ensangrentada", y una elegía profunda de tono filosófico para preguntarle al año que comienza si traerá esperanza o prosperidad.
Dilema de existencia y religión, la naturaleza nunca pierde el favor divino por más que no siembren o cosechen los pájaros y que los lirios no sepan nada del trabajo campesino. Deseos y peticiones para que el Año Nuevo lo sea en sustento, en alegría y en auspicio. Sus versos quedan grabados por el palpitar de las oraciones sagradas: "Padre. Señor y Rey de cielo y tierra,/ Danos lo que te pide el marinero:/ Brisas para su vela y un lucero/ Que le sirva de norte a su bajel:/ Danos lo que te pide el pajarillo/ Que alegre viaja por el manso viento:/ Musgo para su nido y el sustento/ Para su prole y compañera fiel".
Los dicentes serventesios de Martín de la Guardia, renombrado poeta y académico de fin de siglo, vienen a detallar en lucido desarrollo los ánimos compartidos con la pieza de Lozano. Pura desilusión y pura esperanza marcan el tránsito pendular de los sentimientos que se buscan y no se encuentran.
Lejos de todo pesimismo, implora por redenciones, por honras y por glorias.
Plañe en desconsuelo por la patria secuestrada y agraviada, sino decimonónico de perduración intemporal. Reclama a la historia, entonces, su propia salvación: "Oh si posible fuera que brillaran/ Los pueblos que olvidaron honra y gloria,/ Y con virtud heroica conquistaran/ Otra vez los aplausos de la historia!". Optimista escéptico, el poeta recurre a la esperanza y a la espera en tiempos de tanta espera y esperanza "sin tristes sueños" y de "dormir tranquilos".
Uno y otro, se ve con claridad, entienden la Navidad como espacio para la tristeza más irremediable y como zona de reconocimiento ante la lucha y el triunfo: "Y aunque dudando estoy, el alma espera/ De lejos ver la tierra prometida,/ Pues ¿cuál el premio de la lucha fuera/ Si a ella no va la humanidad caída?".
La Navidad de Pérez Bonalde, el perdurable autor de "Vuelta a la Patria", propondrá otras salidas y encantará otros prados. Unas y otros más cerca de la idea moderna que cada diciembre asume tratos de bondad, inocencia y ligereza; festín y festividad.
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