“Si nos preguntamos si necesitamos en Venezuela una unión de mujeres, si nos preguntamos si hace falta un movimiento de mujeres unitario; a esto le respondemos que si, es importante contar con la organización para consolidar un Estado que le de más oportunidades a las mujeres en Venezuela, por que todavía queda cinco por ciento de mujeres en el país en pobreza extrema, y si, por que tenemos por delante la creación de un Estado socialista que apenas empieza a emerger desde nuestro pueblo”.En este momento cabe recordar a muchas heroínas y héroes anónimos de la sociedad venezolana, luchadores por un país más libre, más humano, más justo y feliz, se les ha intentado convertir en una especie de fábula lejana, casi inalcanzable y con el pasar del tiempo, de contornos imprecisos. De esta manera despistan, distraen, viran la atención social para mantener despejado el camino hacia el enriquecimiento “grupuscular”. Pero, una vez más, este espacio se transforma en un poderoso instrumento de evocación y transmisión de todo lo que el sistema del capital se ha empeñado en diluir durante décadas por miedo a extraviar lo que tanto anhela, por temor a perder el control de los pensamientos, las acciones y los sentimientos de la gran mayoría de los seres humanos. Este espacio es la voz que no se calla, la memoria del pueblo, la oportunidad para no olvidar que es preciso retomar ciertas luchas, reavivar reflexiones, afilar pensamientos y sacudir el polvo de indiferencias y resignaciones que, tal vez, hayan cubierto nuestros códigos de ética y nuestros valores, cualquiera sea su razón.
domingo, 8 de marzo de 2015
Lucy Magallanes de Ortega, Primera Presidenta de la Unión Venezolana de Mujeres 1959-60
“Si nos preguntamos si necesitamos en Venezuela una unión de mujeres, si nos preguntamos si hace falta un movimiento de mujeres unitario; a esto le respondemos que si, es importante contar con la organización para consolidar un Estado que le de más oportunidades a las mujeres en Venezuela, por que todavía queda cinco por ciento de mujeres en el país en pobreza extrema, y si, por que tenemos por delante la creación de un Estado socialista que apenas empieza a emerger desde nuestro pueblo”.En este momento cabe recordar a muchas heroínas y héroes anónimos de la sociedad venezolana, luchadores por un país más libre, más humano, más justo y feliz, se les ha intentado convertir en una especie de fábula lejana, casi inalcanzable y con el pasar del tiempo, de contornos imprecisos. De esta manera despistan, distraen, viran la atención social para mantener despejado el camino hacia el enriquecimiento “grupuscular”. Pero, una vez más, este espacio se transforma en un poderoso instrumento de evocación y transmisión de todo lo que el sistema del capital se ha empeñado en diluir durante décadas por miedo a extraviar lo que tanto anhela, por temor a perder el control de los pensamientos, las acciones y los sentimientos de la gran mayoría de los seres humanos. Este espacio es la voz que no se calla, la memoria del pueblo, la oportunidad para no olvidar que es preciso retomar ciertas luchas, reavivar reflexiones, afilar pensamientos y sacudir el polvo de indiferencias y resignaciones que, tal vez, hayan cubierto nuestros códigos de ética y nuestros valores, cualquiera sea su razón.
Por tanto no hay nada nuevo bajo el Sol radiante de nuestro país.
Luchadora social, maestra y activista política fue la venezolana Lucy Magallanes de Ortega y, a través de ella, de su entrega, retomemos, hoy 8 de Marzo del 2015, Día de la Mujer esos principios adormecidos, no para, necesariamente, seguirle los pasos exactos a esta increíble mujer, sino simplemente, para expresar -de cualquier modo- lo que significa dentro de cada uno de los venezolanos creer en otro mundo posible.
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